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¿Además de deseable, posible? | 67<br />
Armonizar con La Habana y construir los nuevos liderazgos<br />
del posconflicto<br />
Las dificultades no terminan allí. La negociación que presumiblemente se abra<br />
con el ELN tiene otros problemas. Uno: los avances de La Habana. De consolidarse<br />
en una firma de un acuerdo final, adoptarán un esquema integral de justicia<br />
transicional en el que no podrán discutirse desde cero con el ELN temas como<br />
la verdad (incluidas las instituciones que, como la Comisión de la Verdad, desempeñarán<br />
un papel crucial en las primeras etapas del posconflicto), la justicia<br />
(incluidos los sistemas de penas y alternatividad penal), el reconocimiento de<br />
las víctimas y el de sus derechos. No es fácil imaginarse siquiera que habrá, por<br />
ejemplo, dos tipos de comisión de verdad o dos sistemas de justicia transicional,<br />
de penas o de alternatividad penal. Estas discusiones se están haciendo en La<br />
Habana, pero son nacionales (e internacionales) y las dos mesas (de abrirse la del<br />
ELN), deberán sincronizar la discusión de estos problemas, para que terminen<br />
siendo lo que deben ser: un único proceso de paz.<br />
Y, en términos de timing, de la sincronización del conjunto de actuaciones<br />
en una negociación de paz, el ELN deberá tener en cuenta algo de mucha importancia:<br />
su futuro político y, más concretamente, el de sus dirigentes históricos.<br />
El ELN tiene un futuro político promisorio, pues en algunos de los territorios<br />
donde influye ha tratado de construir con las comunidades una relación armónica;<br />
pero esas mismas comunidades han generado liderazgos independientes<br />
que no endosarán ni fácil ni voluntariamente a la dirigencia tradicional del ELN.<br />
Eso lo sabe también el ELN de su sensibilidad y capacidad real de negociación<br />
dependerá que su lucha histórica de 51 años se proyecte hacia el futuro sobre<br />
la base del ejercicio de la política sin armas.<br />
En otras palabras, la negociación con el ELN es además de deseable, posible.<br />
Depende, en última instancia, de decisiones políticas racionales, respetuosas,<br />
asertivas y audaces. Y descansará en una negociación muy compleja que pondrá<br />
a prueba la madurez de las partes y su capacidad real de sintonizarse con las<br />
necesidades y sentimientos del país y de la comunidad internacional. Sintonía<br />
en el sentido de dar una oportunidad a la lucha política sin armas, para iniciar<br />
un largo, igualmente difícil y conflictivo período histórico de cambios sociales,<br />
económicos y políticos que no serán nada distinto a la construcción de la paz.<br />
En fin, los acuerdos se fundarán en el hallazgo de un tema sustantivo que<br />
permita una real construcción conjunta en la negociación, como evidentemente<br />
lo está siendo el tema agrario en La Habana. El ordenamiento territorial, tan<br />
relacionado con temas de participación, transformaciones estructurales, reconocimiento<br />
comunitario y democracia, podría ser una buena oportunidad.