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Negociación Gobierno-ELN. Y sin embargo, se mueve<br />
que construyan la nueva institucionalidad y las políticas públicas que la regulen.<br />
Directamente, mandatando quienes tengan nuestra vocería y confrontando el<br />
modelo de muerte al que nos ha sometido esta oligarquía por más de 200 años.<br />
Al revisar el comportamiento del presidente Santos con la Cumbre Agraria<br />
durante todos estos meses, nos volvemos muy incrédulos con los acuerdos que<br />
firma con las guerrillas y en que esos sean la vía para la consecución de la paz<br />
en Colombia. La mayoría de miembros de la Cumbre votaron por la paz y, sin<br />
embargo, son nulos los cumplimientos de acuerdos y avances en la negociación<br />
de propuestas del pliego. Están en cero esos cumplimientos. El balance es<br />
vergonzoso para el gobierno y para nosotros, que hemos caído en sus mentiras<br />
y no nos hemos movilizado nuevamente para exigirle que cumpla la palabra<br />
empeñada.<br />
El presidente Santos y los ministros nos han dicho en reiteradas ocasiones<br />
que las comunidades campesinas, afros e indígenas que estamos en la Cumbre<br />
Agraria somos la gente del posconflicto y que para nosotras es que se está<br />
acomodando la ley, para que quedemos incluidas en oportunidades políticas,<br />
económicas y sociales. Pero el regalo que nos ha dado el gobierno en este año<br />
de negociación es entregar la tierra de los campesinos y las campesinas a sus<br />
amigos banqueros, ricos y transnacionales con sus propuestas de Zidres, de<br />
Conpes de la Altillanura, con el Plan Nacional de Desarrollo, con las leyes de<br />
despojo del patrimonio y herencia de nuestros hijos e hijas.<br />
Nos ha obsequiado también dejándonos sin más del 70% de la zona andina<br />
donde vivimos comunidades campesinas que producimos comida, cuidamos<br />
el agua, la biodiversidad y construimos identidad colombiana propia. Sin miles<br />
de hectáreas que utiliza para establecer negocios de producción de energía<br />
eléctrica en nuestras cuencas hídricas, que vende al exterior y no pensados<br />
para electrificar nuestras veredas o para rebajar las caras tarifas de energía en<br />
nuestros hogares. Nos ha regalado la competencia desleal a la economía campesina,<br />
con un Tratado de Libre Comercio que entrega totalmente la economía<br />
nacional a las transnacionales y que pone en riesgo la soberanía alimentaria de<br />
la población colombiana.<br />
Hay más regalos: las leyes de impunidad para militares y policías. El reforzamiento<br />
de la represión para los civiles que protesten por las malas políticas<br />
del Estado. Hoy se ha visto que todo ese Ejército de 500 mil hombres que estaba<br />
supuestamente en contra las guerrillas, se enfila contra los movimientos sociales.<br />
Un proceso de paz con las insurgencias, pero sobre todo, con la sociedad<br />
y el pueblo, debe llevar a acabar con las raíces del conflicto social y no que sea<br />
preparación o antesala para acabar de entregar el país a las multinacionales y a<br />
los avaros ricos del país. Por esta razón, termino diciendo que no habrá paz si<br />
las organizaciones sociales representativas de la pobresía no tienen escenarios