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ELN ante la negociación política | 37<br />
apunten a erradicar definitivamente las causas que lo han originado” (Villaraga,<br />
2009, p. 255). Señalan también como elementos de la agenda a discutir, entre<br />
otros, la cuestión de los derechos humanos, la soberanía nacional y el manejo<br />
de los recursos naturales. Las negociaciones con la CGSB fracasaron y en ello<br />
incidió el adelantarlas en medio de la guerra. Hasta el momento, han sido la<br />
única tentativa de negociar con el conjunto de la insurgencia.<br />
Después de este fracaso, el ELN buscó, mediante aproximaciones con los<br />
gobiernos 3 y/o con sectores de la sociedad, abrir espacios para hacer acuerdos y<br />
en esa perspectiva recurrió a los diálogos exploratorios y a los encuentros. En ellos<br />
se avanzó en la estructuración de agendas posibles, en el diseño de mecanismos<br />
de participación de la sociedad y del acompañamiento de la comunidad internacional,<br />
así como en compromisos humanitarios unilaterales por parte del ELN.<br />
Esas iniciativas se produjeron en un momento de crisis de legitimidad<br />
del gobierno —el llamado “Proceso 8000”—; de escalamiento y degradación<br />
de la guerra —el paramilitarismo y el narcotráfico tuvieron un crecimiento sin<br />
precedentes—; de crisis humanitaria y de derechos humanos y de ascenso del<br />
movimiento por la paz y los derechos humanos 4 .<br />
En este contexto, el ELN dio a conocer al país su “Propuesta urgente para<br />
Colombia”, en la que, dada la gravedad de la situación,<br />
convoca a la nación entera a una Convención Nacional (CN) para buscarle<br />
una salida creíble a la actual crisis política y al gobierno existente en Colombia<br />
[…] donde se definan los nuevos referentes para gobernar […] se concreten<br />
los procedimientos para la conformación de un nuevo gobierno de amplia<br />
participación […] En esta Convención Nacional deben participar todos los<br />
sectores de la opinión nacional, las organizaciones sociales, las organizaciones<br />
políticas, los gremios, la iglesia, los intelectuales, la izquierda, los demócratas<br />
y los patriotas […]. Y es en el marco de un nuevo gobierno donde podrá ser<br />
posible una salida al conflicto global que padece Colombia y que la insur-<br />
3 El ELN, en declaración del 24 de agosto de 1994 suscrita por Manuel Pérez y Antonio García, integrantes del<br />
Coce, da a conocer que “desde antes de asumir la presidencia comunicamos al señor Samper nuestra disposición<br />
al diálogo: queremos la paz y estamos dispuestos a dialogar en el momento oportuno […] el gobierno […] no ha<br />
propuesto nada significativo para la paz”. Meses después, entre mayo y junio de 1995, sostuvo conjuntamente con el<br />
EPL conversaciones encaminadas a la suscripción de un acuerdo humanitario que no prosperó. Según declaración<br />
del 7 de septiembre, “Samper rompió los diálogos y la posibilidad de las negociaciones. Con las recompensas ahora<br />
sí masivas, el Estado de conmoción interior y tomar la insurgencia como chivo distractor de la crisis del Gobierno<br />
y el Estado, son inaceptables las conversaciones” (Villarraga, 2009a, 177).<br />
4 Nacieron iniciativas nacionales de paz como la Comisión de Conciliación Nacional (CCN), creada por la Iglesia<br />
Católica; la Asamblea Permanente de la Sociedad Civil por la Paz, la Red de Iniciativas contra la Guerra y por la<br />
Paz, Redepaz, entre otras. También, iniciativas regionales y organizaciones de víctimas, en muchos casos jalonadas<br />
por las mujeres.