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Entre prójimos - Latin American Network Information Center

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136 KIMBERLY THEIDON<br />

chompa delgada y raída hasta cubrir los dedos de su mano derecha y con ella se secó las<br />

lágrimas que humedecían la piel reseca y arrugada de su rostro, la piel de una mujer de<br />

aproximadamente 60 años que había sufrido y había sido golpeada por los pesares de la<br />

vida.<br />

<strong>Entre</strong> lo que doña Gertrudis comunicó estuvo la vulnerabilidad de las viudas frente a<br />

los soldados. Las mujeres que no tenían un hombre en casa eran más amenazadas por los<br />

soldados, siendo blanco del robo y de la violación.<br />

Pero también comunicó lo difícil que era vivir como waqcha, pobre y sin familia.<br />

Junto con el caso de los huérfanos -un estatus que marca a la persona por toda la vida-,<br />

vivir sin familia es vivir con la indigencia afectiva y material.<br />

Kay Warren (1998: 179-180) ha sugerido que:<br />

Al margen de la teoría esotérica, la clase no es un dominio separable sino una forma<br />

multidimensional de la estratificación, que en la práctica resulta muy a menudo<br />

gendered, racializada y saturada con la diferencia cultural. Por ejemplo, como<br />

resultado de la guerra civil genocida en Guatemala, viudas rurales empobrecidas se<br />

convirtieron en una clase político-económica distinta: el resultado de la estructura<br />

familiar maya, la división sexual del trabajo agrario y la represión violenta que mató a<br />

sus esposos y las dejó sin una base de subsistencia [traducción libre].<br />

Es cierto que las wannisapas constituyen uno de los sectores más pobres en el campo.<br />

Y existe la soledad de las viudas, que les pesa. Pensamos en las ancianitas borrachas de<br />

Cayara y Tiquihua, algunas echadas en la calle, orinándose en las faldas. Fue Felicitas<br />

quien nos comentó: "No hay nadie en mi casa. No me da ganas de comer porque no hay<br />

nadie y no encuentras a nadie. A veces no como porque cuando estoy sola me vienen los<br />

recuerdos de quienes estaban a mi lado y a quienes les servía mi sopita".<br />

Entonces, mientras exploramos la ambivalencia de las wamisapas, tomamos muy en<br />

cuenta la pobreza aguda que representa una de las facetas de sus vidas y cómo esta<br />

pobreza generalizada producto de la guerra ha restringido varias formas de la caridad que<br />

servían como paliativo en los años anteriores.

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