Entre prójimos - Latin American Network Information Center
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7 / "HEMOS APRENDIDO A TOMAR" 97<br />
Tiquihua, notas de campo, abril de 2003<br />
Al llegar a la plaza, varias personas se acercaron al equipo. Preguntaron: "¿ y cuáles de<br />
nuestros hijos han llegado?". La gran mayoría de las familias tiene varios hijos e hijas<br />
viviendo en la costa; la cola para usar la radio de comunicación es el testimonio de las<br />
extensas redes de parentesco que recorren las bandas de frecuencia.<br />
La radio de comunicación está en la tienda de don Teófilo, conocido como el<br />
Montesinos de Tiquihua, tanto por su manejo de los medios de comunicación como por<br />
estar enterado de los quehaceres de todos los demás. Como la radio tiene bastante<br />
interferencia (producida por la electricidad estática), la misma que obliga a alzar la voz, la<br />
idea de tener una conversación privada está lejos de ser posible.<br />
En plena lluvia, el Montesinos de Tiquihua estaba parado en su puerta, atendiendo a su<br />
abundante clientela. Cada vez que entraba una llamada, el señor comunicaba por el<br />
altoparlante ubicado al extremo superior de un gran palo: "¡Señora Francisca Tinipuclla,<br />
le llama! ¡Señor Víctor Quispe, le llama!".<br />
La mayoría de las llamadas es para las madres, quienes llegan a la cabina para<br />
comunicarse con sus hijos e hijas que viven en Lima o Ica. La comunicación es<br />
marcadamente bilingüe: las mamás hablan en quechua y sus hijos en castellano.<br />
Nos juntamos a la muchedumbre que estaba fuera de la cabina. Algunos esperaban<br />
una llamada y otros simplemente disfrutaban de la acción.<br />
-¿Cómo estás, mama?", -llegaron las palabras, entrecortadas por la interferencia.<br />
-Estoy mejorcita con el medicamento que mandaste. Poco a poco me aliviaré".<br />
Mezclada también con la interferencia, llegó la respuesta:<br />
-No te preocupes mamá. El otro medicamento que te iba a mandar no hemos<br />
encontrado todavía. Pero la próxima semana con seguridad te enviamos para que tomes y<br />
te alivies mejor. ¿Y papi?"<br />
Nuevamente en quechua contestó la mamá:<br />
-Tu papá está en la casa, borracho. No pudo venir.<br />
A pesar de la interferencia, el hijo pudo transmitir su molestia: -¿Cuándo no? Mi<br />
padre, ya estoy harto. Siempre cuando llamo está borracho. Pero tú, mamá, tú cuidadita<br />
que estés tomando. Ya no