libro de actas vol i - Ciencias del Deporte - Universidad de ...
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II Congreso <strong>de</strong> la Asociación Española <strong>de</strong> <strong>Ciencias</strong> <strong>de</strong>l <strong>Deporte</strong> INEF-Madrid<br />
Quien está <strong>de</strong>spierto y consciente exclama, ¡Todo yo soy cuerpo y<br />
ninguna otra cosa!. El alma solo es una palabra para una partícula <strong>de</strong>l<br />
cuerpo (Así hablaba Zaratustra, p. 37).<br />
Consi<strong>de</strong>ra el “ser” que arranca con Parméni<strong>de</strong>s y da lugar al alma humana como una<br />
quimera <strong>de</strong>l espíritu, un ente <strong>de</strong> razón, al que no correspon<strong>de</strong> realidad alguna. La vida es<br />
movimiento, mutabilidad, <strong>de</strong>venir; mientras que el alma es lo contrario estabilidad, inmovilidad,<br />
y rigi<strong>de</strong>z inerte.<br />
El dualismo y el <strong>de</strong>sprecio <strong>de</strong> lo corporal se han mantenido como un elemento<br />
i<strong>de</strong>ológico latente <strong>de</strong> nuestra cultura occi<strong>de</strong>ntal llegando hasta nuestros días. Constituye una<br />
razón fundamental para explicar la génesis <strong>de</strong> los cuatro problemas <strong>de</strong> la actividad física que<br />
hemos establecido como punto <strong>de</strong> partida, la marginalidad científica e institucional, la<br />
incomprensión <strong>de</strong>l mundo universitario y <strong>de</strong> la cultura, y las posturas <strong>de</strong>fensivas <strong>de</strong> nuestros<br />
profesionales; consi<strong>de</strong>ramos que tienen su raíz profunda en ese complejo histórico-cultural que<br />
llamamos dualismo.<br />
La investigación específica y sistemática sobre el movimiento humano, y con ello el<br />
prece<strong>de</strong>nte más directo <strong>de</strong> las ciencias <strong>de</strong> la actividad física, se configura a partir <strong>de</strong>l siglo XIX<br />
con los estudios <strong>de</strong>l movimiento <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong> las ciencias <strong>de</strong> la física y la biología,<br />
que posteriormente darán lugar a la biomecánica y a la fisiología <strong>de</strong>l ejercicio. En esta época<br />
aparecen, igualmente, ciertos trabajos e hipótesis en el ámbito neurofisiológico, como los <strong>de</strong><br />
Sherrington, que constituirán prece<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>l control motor y con ello <strong>de</strong> la perspectiva<br />
psicológica <strong>de</strong> las ciencias <strong>de</strong> la actividad física.<br />
Pero, estos primeros intentos científicos son aislados y colonizados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> otras<br />
ciencias; la actividad física no se consi<strong>de</strong>raba, hasta muy recientemente con entidad científica<br />
propia. El hecho que los primeros centros <strong>de</strong> formación y estudio, y que sus profesionales<br />
hayan sido durante largo tiempo médicos o militares, y más recientemente maestros, son muy<br />
significativos <strong>de</strong> esta situación <strong>de</strong> marginalidad o colateralidad.<br />
PRINCIPIOS DEL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO<br />
Los cuatro problemas <strong>de</strong> la actividad física que hemos señalado como punto <strong>de</strong><br />
partida pue<strong>de</strong>n enten<strong>de</strong>rse mejor si recordamos los atributos básicos que <strong>de</strong>finen al<br />
conocimiento científico y los separa <strong>de</strong> otros conocimientos no científicos, como son los dos<br />
polos extracientíficos que hemos aplicado a ciertas ten<strong>de</strong>ncias tradicionales <strong>de</strong> la actividad<br />
física: la teorización sin contrastación empírica y la experiencia personal o artesanía.<br />
Cuando tratam os un fenómeno <strong>de</strong>s<strong>de</strong> cualquier perspectiva científica, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la física a<br />
la psicología, es necesario que el propio fenómeno estudiado y el procedimiento seguido<br />
cumplan los siguientes principios distintivos y comunes a toda actividad científica (Oña,<br />
Martínez, Moreno & Ruiz, 1999):<br />
1. Intersubjetividad: El conocimiento científico se ha <strong>de</strong> <strong>de</strong>sen<strong>vol</strong>ver en un marco<br />
cognoscitivo alejado <strong>de</strong> la subjetividad humana, por tanto, <strong>de</strong>be ser un saber compartido,<br />
objetivo. Para la Ciencia la objetividad, sin embargo, no es un problema ontológico propio <strong>de</strong><br />
las tradicionales disputas entre realistas y nominalistas, sino positivo, <strong>de</strong> control externo <strong>de</strong> las<br />
afirmaciones <strong>de</strong> cualquier científico. Por ello, se prefiere hoy el término intersubjetividad,<br />
significando algo cercano a lo que planteaba Watson en 1930 (Watson, 1961), como datos<br />
abiertos a la inspección pública; más que la concepción <strong>de</strong> Popper (1982) como conocimiento<br />
sin sujeto cognoscente.<br />
Mediante este principio se preten<strong>de</strong> emplazar todo enunciado científico a su<br />
comprobabilidad por cualquier miembro <strong>de</strong> la comunidad científica, apartándolo <strong>de</strong><br />
interpretaciones exclusivas <strong>de</strong> un sujeto particular. Cualquier, hipótesis, experimento o teoría<br />
científica ha <strong>de</strong> ser expuesta con concreción y con <strong>de</strong>talle <strong>de</strong>l procedimiento seguido para<br />
obtenerla; <strong>de</strong> esa forma, cualquier miembro <strong>de</strong> la comunidad científica podría replicarlas y<br />
confirmar o no si obtiene los mismos resultados.<br />
XLIV