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naturaleza inevitable de la muerte. Los participantes en este tipo de

seminarios llevan a cabo distintos ejercicios; por ejemplo, dramatizaciones

donde se les anuncia que sólo tienen seis meses de vida. Luego,

deben decidir cómo emplearán esos últimos seis meses. En otro ejercicio,

los participantes deben hacer una lista con las tres cosas más importantes

de su vida. Estas técnicas sugieren que la reflexión sobre la

muerte permite encontrar un nuevo enfoque hacia la vida.

La doctora Elisabeth Kübler-Ross es una célebre pionera en el estudio

clínico de la muerte. Sostiene que los pacientes terminales suelen

pasar por cinco estadios en su tránsito hacia la muerte. La mayoría, al

enterarse de que padecen una dolencia terminal, responden con conmoción,

reacios a aceptar que el diagnóstico es correcto; a menudo

cambian de médico varias veces, con la esperanza de que alguno les

diga que su condición no es irreversible. La segunda fase es la ira o en

enojo. Los pacientes aceptan que morirán, pero se enojan con los seres

que los rodean y hasta incluso con su dios, por no responder a sus

plegarias de curación. En la tercera fase, las personas tratan de hacer

un trato o una negociación con su dios o destino, con el fin de prolongar

la vida. Esta etapa puede ser vista como una tregua. La cuarta

etapa se caracteriza por la depresión. Como la muerte se torna inminente,

los pacientes van hundiéndose en una profunda depresión conocida,

técnicamente, como la “tristeza preparatoria”.

Después de estas cuatro fases, los pacientes entran en la quinta y última:

la aceptación. En general, los pacientes que no reciben apoyo

moral o cuidados durante las etapas previas a la aceptación, o los que

se aíslan en un hospital, casi con seguridad se hunden en la depresión.

Por otro lado, los pacientes que aceptan su realidad se preparan para

morir dignamente y en paz. Y los que tienen una firme fe —sea cual

fuere la religión, incluso si esta niega la vida después de la muerte—

tienden a morir con mayor serenidad que las personas que carecen de

creencias religiosas.

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