355449804
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
144/246
El mundo físico continuamente nos muestra que hasta las cosas infinitamente
pequeñas contienen un vasto potencial. Los médicos
creen, en general, que el universo entero se originó en un “huevo cósmico”
indescriptiblemente pequeño, acaso del tamaño de una
partícula subatómica. La fusión de diminutos núcleos puede producir
la inmensa energía de la bomba de hidrógeno. En un gen tan pequeño
que no puede ser visto al microscopio hay almacenados cientos de millones
de unidades de información. Y se cree que el cerebro humano
contiene unos quince mil millones de células llamadas neuronas, cada
una de las cuales extiende sus dendritas para establecer hasta diez mil
sinapsis o conexiones con otras neuronas. En virtud de esta red de escala
casi inconcebible, podemos afirmar que el potencial del cerebro
humano es prácticamente ilimitado.
Desde el punto de vista del tiempo, la vida a cada instante podría
pensarse como el corte transversal de un continuo que se extiende
desde el infinito pasado hasta el infinito futuro. Pensemos como si el
instante vital de una persona fuese una imagen de televisión. En el
lapso de un segundo, a través de la pantalla del televisor se disparan
treinta imágenes fijas sucesivas, que se fusionan para formar una
proyección coherente que parece estar en movimiento. Pero la longitud
de un momento, tal como éste es definido por las escrituras budistas,
sería mucho más breve aún que la duración de cada uno de esos
cuadros. El Gran comentario sobre el Abhidharma dice que hay “sesenta
y cinco momentos en cada chasquido de los dedos”; así que, en el
budismo, el instante es de brevedad inconcebible. Una existencia individual
es la acumulación de estos brevísimos instantes que fluyen
desde el pasado hasta el futuro a través del presente. Como la eternidad
es una secuencia ininterrumpida de momentos —y como cada momento
representa la condensación de toda la existencia—, nuestro estado
de vida a cada instante es de suprema importancia, y determina
el curso general de nuestra vida. Así pues, aprender a dominar cada
instante es un desafío de importancia crucial.