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que existan las causas externas apropiadas, no hay nada que restrinja
o limite el momento o el lugar del universo donde esa vida pueda
reaparecer. Renacemos con el cuerpo, el psiquismo, y el medio ambiente
más adecuados a nosotros.
Con respecto a las personas que establecen sólidamente su estado
de Buda, Nichiren escribió:
[Esa persona] toma profunda conciencia de la verdad
[de la vida], la atesora profundamente y vive de
acuerdo con la voluntad de todos los budas a través de
los tiempos. Recibe la protección de los dos venerables,
las dos deidades celestiales y las diez deidades, y
sin impedimentos logra renacer en la suprema Tierra
de la Luz Tranquila. En un instante, regresa al reino
de los sueños, donde repite el ciclo de nacimiento y
muerte en los nueve estados.
Su cuerpo [de la Ley] impregna las tierras de las
diez direcciones, y su mente penetra en la vida de todos
los seres animados. Urge desde adentro e induce
desde afuera, y apropiadamente combina ambas acciones
[para guiar a las personas hacia la iluminación].
Y, armonizando las causas externas e internas,
emplea la infinita fuerza de su amor compasivo
para beneficiar ampliamente a los seres vivos. 14
Nichiren enseñó que las personas, a medida que se alejan del círculo
vicioso del nacimiento y la muerte en los seis estados inferiores, simultáneamente
inician la tarea de los bodhisattvas y guían a los semejantes
hacia la salvación, a lo largo de innumerables ciclos de nacimiento
y muerte. Por lo tanto, para los bodhisattvas, el nacimiento y
la muerte son causa de iluminación, no de sufrimiento, y representan
el medio por el cual trabajan en bien de los demás.