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En la última parte del siglo XIX, la ciencia occidental se basó mayormente

en ideas mecanicistas; el universo, de hecho, era visto como un

gigantesco mecanismo de relojería, y todos los fenómenos podían explicarse

desde el punto de vista de su maquinaria. Sin embargo, a

partir del siglo xx cada vez se ha vuelto más frecuente y más conspicuo

el afán de integrar los hallazgos de los diversos campos especializados,

y de comprender la vida en su totalidad.

En efecto, la única forma de comprender la vida es desde un enfoque

que integre todas sus actividades. El budismo de Nichiren fomenta

exactamente esta visión holística y adecuada a la época, que

abarca no sólo al individuo, sino también al cosmos entero.

Nichiren escribió: “Las diez direcciones son el ‘ambiente’ y los seres

vivos son la ‘vida’. Para dar un ejemplo, el ambiente es como la sombra,

y la vida, como el cuerpo. Sin cuerpo, no puede haber sombra. Y

sin vida, tampoco puede haber ambiente. De igual modo, la vida

adquiere forma a través del ambiente”. 17 “Diez direcciones” se refiere a

la dimensión total del espacio, representada por los ocho puntos cardinales

más el cenit y el nadir. La vida subjetiva, o sujeto, y la vida objetiva,

o ambiente, comparten una relación de simbiosis.

La inseparabilidad entre el sujeto y su ambiente sugiere, además,

que los individuos pueden ejercer influencia y transformar su mundo

circundante, mediante su cambio interior, es decir, elevando su estado

de vida básico. Así como cualquier ser vivo contiene el potencial de

vivir en cualquiera de los diez estados, lo mismo ocurre con el ambiente;

cualquiera sea el estado que hagamos surgir en nuestra vida, se

manifestará simultáneamente en nuestro entorno. Si nuestra tendencia

primordial es a manifestar el estado de infierno, nuestro entorno

será fuente de sufrimiento y de angustia. Pero si nuestro estado básico

es de bodhisattva o de Budeidad, el mundo circundante nos brindará

protección y sustento. Cuando uno eleva su estado interior, entonces,

puede transformar su realidad externa.

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