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percibir que el universo se divide entre el yo y lo otro, entre lo interno
y lo externo. Esta conciencia también da origen a otras dualidades: por
ejemplo, la de mente y cuerpo, que nos lleva a considerar la mente
como depositaria del yo verdadero, en desmedro del cuerpo; la dualidad
entre lo material y lo espiritual; y también entre la humanidad y la
naturaleza. La civilización moderna ha seguido una evolución, en el
marco de este pensamiento dualista, que hoy explica muchos de los actuales
conflictos humanos.
El budismo postula que nuestra vida no está limitada a lo que ordinariamente
percibimos como el “yo”, sino que abarca también a otras
personas, al mundo y hasta al universo. Tal vez en ningún otro lugar se
encuentre una mejor explicación de esta idea que en la enseñanza de
los tres mil aspectos contenidos en cada instante de la vida, que esclarece
el potencial ilimitado de la existencia. De ella derivan varios
principios budistas fundamentales, como la inseparabilidad entre la
mente y el cuerpo, y la inseparabilidad entre el sujeto y su ambiente.
Como la enseñanza de los tres mil aspectos sitúa las dualidades en un
contexto más abarcador, que armoniza los aparentes opuestos, puede
ayudar a resolver problemas que se generan en el pensamiento
dualista.
El sistema filosófico de los tres mil aspectos fue desarrollado en la
China por T’ien-t’ai, el descollante teórico del budismo que vivió en el
siglo VI. Este sistema, basado en el Sutra del loto, contiene una visión
del mundo que explica el vínculo de inclusión mutua que hay entre todos
los fenómenos y la realidad suprema de la vida. Esto significa que
la vida de la Budeidad es universalmente inherente a todos los seres, y
que la distinción entre una persona común y un buda existe sólo en el
nivel de lo fenoménico. En japonés, los tres mil aspectos contenidos en
cada instante de la vida se expresan con el término ichinen sanzen.
Literalmente traducido, ichinen significa “un pensamiento”, “una
actitud mental”, y denota el verdadero aspecto o la realidad última que
existe en cada instante en nuestra vida corriente. Por su parte, sanzen