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haber conciencia sin forma, percepción, conceptualización y volición, y
lo mismo cabe decir de los otros tres. De modo que los cinco componentes
deberían entenderse no sólo individualmente, sino como un todo;
es decir, desde el punto de vista de sus interacciones mutuas.
Este principio explica cómo se expresa cada uno de los diez estados.
Por ejemplo, alguien en estado de hambre esbozará conceptos y reaccionará
a un mismo objeto distintamente de alguien en estado de
éxtasis.
El principio de los seres vivos
A diferencia del principio de los cinco componentes, que analizan
los seres vivos en función de sus elementos constitutivos físicos y mentales,
el principio de los seres vivos los ve como individuos integrados,
capaces de experimentar los diez estados. “Ningún hombre es una
isla”; cada uno de nosotros vive en estado de constante interrelación y
de influencia recíproca. Por ende, el principio de los seres vivos también
puede interpretarse como el entorno social, que incluye todos los
demás seres con los cuales interactuamos.
El principio del ambiente
El principio del ambiente es fácil de comprender. Todos los seres
vivos habitan en algún tipo de medio que sustenta su existencia. Así
pues, este principio incluye todas las formas de vida inanimada, como
montañas, árboles, plantas y ríos. Además, las diferencias en el estado
de vida de los seres vivos se reflejan en la tierra en la cual estos habitan;
en distintos momentos, la tierra puede manifestar el estado de ira,
éxtasis, etcétera.
Aunque, juntos, los diez estados y los diez factores describen aspectos
compartidos por todos los seres vivos, el concepto de los tres principios
de individualización es que explica por qué no hay dos seres exactamente
iguales. Como acabamos de ver, las diferencias más