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Transformar los tres caminos en las tres virtudes
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Según la enseñanza sobre los tres caminos (deseos mundanos,
karma y sufrimiento), el deseo de reducir el sufrimiento inspira algún
tipo de acción. Si esa acción se basa en las ilusiones sobre la verdadera
naturaleza de la vida, carecerá de sabiduría (se creará un karma negativo),
lo cual, lejos de aliviar el padecimiento, lo aumentará con
mayores efectos adversos. Como resultado, el sufrimiento en los seis
estados inferiores se agrava en lugar de atenuarse, como uno quería.
Cuando el sufrimiento se intensifica, el deseo de reducirlo se acentúa
más. Los seres humanos, capturados en este círculo vicioso, siguen sufriendo
pese a su esfuerzo por ser felices. Muchas escuelas budistas,
basadas en ideas generalmente asociadas con los tres caminos, guían a
sus practicantes a eliminar el deseo como medio para romper el ciclo y
reducir el sufrimiento.
Sin embargo, Nichiren comprendió que eliminar el deseo es un camino
inútil, y que algunos deseos, en realidad, crean valor y sostienen la
vida. Propuso que el problema no yacía en el deseo, sino en la ilusión
sobre la verdadera naturaleza de la existencia. En la enseñanza de
Nichiren sobre las tres virtudes (verdad, sabiduría y emancipación),
los deseos basados en la verdad —y no en la ilusión— dan origen a acciones
sabias (buen karma), lo cual reduce los efectos negativos de
nuestro karma y nos libera de sufrimiento. A medida que uno experimenta
este principio, reafirma y profundiza su convicción en esta verdad.
Y como resultado de este ciclo, los deseos conducen a la iluminación,
en lugar de causar sufrimiento.
Así pues, para los practicantes del budismo de Nichiren, los deseos
son la fuerza motivadora de la vida. El ímpetu para romper el círculo
de los tres caminos y vivir basados en las tres virtudes no se encuentra
en la eliminación del deseo, sino en erradicar la ilusión. Así, pueden
transformarse incluso los sufrimientos normalmente asociados con el
proceso de la muerte.