355449804
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
169/246
Diferentes maestros han explicado la relación entre esta verdad absoluta
y el mundo efímero que experimentamos. Algunos han sugerido
que la verdad última gobierna este mundo desde un plano superior.
Otros han dicho que yace más allá de los fenómenos, o que estos son,
en verdad, meras ilusiones, y que sólo es real la verdad última. Una
tendencia dualista similar se halla en ciertas enseñanzas budistas anteriores
al Sutra del loto, que sostienen que la mente es la base de todos
los fenómenos, y que todos estos derivan de la mente. En cambio,
el principio de los tres mil aspectos, basado en el Sutra del loto, afirma
que la mente (o cada instante de nuestra vida) y los fenómenos del
universo son “dos pero no dos”; es decir, esencialmente una misma
entidad.
Con todo, más que denotar el mundo objetivo externo a nuestra
vida, los tres mil aspectos se refieren a nuestro estado subjetivo interior.
Este principio no se limita a recalcar la importancia de la actitud
mental; pone énfasis en la transformación total del ser, incluido el ambiente.
El mensaje del principio sobre los tres mil aspectos es que debemos
tratar de establecer una firme determinación o un intenso
deseo de manifestar nuestro máximo potencial; elevar nuestro estado
de vida hacia la Budeidad.
Este principio demuestra que hasta la última persona posee el potencial
que le permite ser un buda, cuando toma conciencia del carácter
eterno e ilimitado de la vida. Sin embargo, lo que la gente experimenta,
en realidad, es algo diferente de este potencial. Consciente de
esta discrepancia, T’ien-t’ai formuló dos conceptos sobre los tres mil
aspectos contenidos en cada instante de la vida: uno teórico y otro
real. Por “teórico” se refirió a la vida de las personas comunes, influida
por la oscuridad fundamental, y en quienes el estado de Budeidad permanece
dormido. En cambio, el principio “real” de los tres mil aspectos
alude a la vida en la cual el estado de Buda está plenamente activo
y manifiesto.