Tomo I

olvidándose cada vez más. Aquella raigambre tan expresiva va sonando “distante”, a la par que
incomprensible, entre las nuevas generaciones que se suceden.
Mi grano de arena -recogido de diversos lugares y autores- solamente quiere ser un
modesto tributo a nuestra vivencia entrañable. “Abuelo, y esta palabra, ¿qué quiere decir?.”
En este Diccionario, al que he dado el título de El quehacer rural, he querido recoger las
palabras -cada vez menos usadas- de ese marginado y olvidado mundo labriego, y con ellas he
querido recoger también las vivencias, las propias y las de otros muchos que nacieron en mi tierra
murciana y en otras tierras españolas o ultramarinas pero habitadas por hispanos.
La base fundamental, y más importante, de todas las acepciones de la inmensa mayoría de
los vocablos que figuran en el presente Diccionario, ha sido el Diccionario de la Lengua Española,
editado por la Real Academia Española (DRAE) en su vigésima primera edición, realizada el año
1922. He tomado como referencia esa antigua edición porque en las ediciones más recientes han
desaparecido muchas acepciones y vocablos relativos al mundo rural, debido a que han caído en
desuso tras el acelerado abandono de la vida campesina. El listado de Abreviaturas utilizado en este
Diccionario ha sido tomado también del DRAE.
Para completar y enriquecer esa base fundamental aportada por la 21ª edición del
Diccionario de la Lengua Española, he incorporado en El quehacer rural otros muchos vocablos y
acepciones. Y para ello me he servido de una gran diversidad de diccionarios, unos generales (como
el de Espasa-Calpe, el de María Moliner y el de Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos),
otros temáticos (sobre oficios agrícolas, ganaderos y artesanales, sobre costumbres rurales, sobre
fauna y flora, sobre plantas medicinales, etc.) y otros referidos a diversas regiones de la geografía
hispana y a otras naciones de Europa e Iberoamérica, entre ellos los diccionarios de los diversos
dialectos del castellano y de otras muchas lenguas, tanto de España (catalán, vasco y gallego) como
de otros países. Me he servido también de enciclopedias, vocabularios, refraneros, estudios sobre el
mundo rural y obras literarias alusivas a ese mundo. Todas ellas se encuentran enumeradas en la
Bibliografía que sigue a esta Presentación.
En cuanto a las fechas que se indican para la aparición inicial de cada vocablo en nuestro
idioma, han sido tomadas del Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana, elaborado por
Joan Corominas y recogido también en la Bibliografía. Para la historia de los diferentes vocablos,
además de varios diccionarios de griego antiguo y de latín, he utilizado la Nueva Biblia Española
dirigida por Luis Alonso Schokel y Juan Mateos, las Etimologías de San Isidoro de Sevilla (oriundo
de Cartagena), el Tesoro de la Lengua Castellana o Española, de Sebastián de Covarrubias, editado en
1611 y ampliado por Benito Remigio Noydens en 1674, y el Diccionario de Autoridades de la Real
Academia Española, de 1726.
A todos los oficios y quehaceres rurales recogidos en este Diccionario, y enumerados en
un listado específico, he dedicado unos cuantos versos, bajo la forma de una o varias quintillas. Con
ello he querido homenajear a los hombres y mujeres que a través de las generaciones, en distintos
lugares de España y del mundo, han habitado el mundo rural y nos han legado su inmensa y cada
vez más olvidada experiencia.
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