El Reino de la Sombra - El Grimorio

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Poder y Fe
Sus creencias religiosas son simples. Los chamanes realizan rituales
basados en sacricios y otras aberraciones para lograr que los tehanar
se muestren despiadados en el combate, infundiendo coraje y
canalizando el odio y la rabia que los suyos sienten por las demás
razas, especialmente los elfos de los bosques y su diosa Rael, a los
que culpan del destino que sufrieron.
Los seres oscuros y sin nombre a los que adoran son deidades del
viejo mundo, anteriores a la aparición de los elfos, y responden a los
sacricios de los tehanar dando favores a sus chamanes. Algunos de
estos milagros nada tienen que ver con la respuesta de los otros dioses,
pues mientras que Rael o Korth se basan en la curación o la
fuerza y el valor, los dioses de los tehanar responden con malecios
y desastres para sus rivales.
Símbolos: Los elfos grises usan múltiples símbolos para representar
a sus dioses según su tribu, normalmente una burda representación
dibujada o tallada en su equipo o directamente tatuada en
su cuerpo.
Palabras clave: Odio, sacricio, venganza.
Virtudes: Vengar el daño causado a nuestro pueblo. Esclavizar a las
demás razas para usarlas, venderlas o sacricarlas. Sobrevivir a
cualquier precio.
Pecados: Dejar una afrenta sin vengar. Confraternizar con los elfos
de los bosques o los stumladeses.
Desaprobación: –2 a las pruebas de Atención.
Actos de devoción: Sacricios en general, especialmente de elfos de
los bosques. Peregrinar a Dalannast.
Pruebas favorecidas: Artesanía (Trampas), Sigilo, Supervivencia.
DIOSES DE LOS HOMBRES
KORTH DE LOS HOMBRES DEL NORTE
Korth es el dios de los hombres del norte, especialmente Stumlad y las
ciudades norteñas, aquel que condujo a su pueblo a la civilización y les
liberó de la esclavitud a la que estaban sometidos. También orienta a
los suyos por el camino del sacricio hacia la salvación.
La suya es una religión austera, de recogimiento, basada en la meditación
individual, en la oración y en aceptar que los sufrimientos
de la vida diaria son una prueba para obtener un bien más elevado.
De este modo, sus seguidores basan su fe en el sacricio, el silencio
y el respeto de la tradición.
Las plegarias de los seguidores de Korth suelen centrarse en pedir
fuerza para sobrellevar las adversidades, aceptar las penitencias impuestas
por la vida, y rogar por su favor en los momentos de mayor
necesidad.
Todo el culto a Korth está ilustrado por una rica simbología que
representa a su dios en aquellos momentos más importantes de su
historia. Así, la cruz en la que sufrió indecibles torturas durante su
cautiverio en las minas de las Kehalas es el símbolo de la religión,
adorno que todos los clérigos de Korth suelen llevar colgando del
cuello. Además, las iglesias y abadías están decoradas con vidrieras
y pinturas que representan la vida y milagros de Korth, desde la rebelión
contra sus captores, la marcha al frente de los refugiados o su
sacricio en el desladero ante los ejércitos de enemigos.
Normalmente se representa en guras de madera y cruces con la gura
de un joven escuálido castigado por sus captores. Sus clérigos,
que visten con togas y alpargatas, dedican su vida al estudio, la meditación
y aprender las artes de la curación, atendiendo a los enfermos
en sus templos previo pago de una ofrenda. Su máxima es el
respeto a la tradición y la historia. También dirigen los rezos en varias
misas diarias, especialmente al nal de la jornada, en absoluto
silencio y recogimiento, en nombre de los antepasados.
Símbolos: Korth se representa con la gura de un joven escuálido
castigado por sus captores, normalmente en guras de madera y
cruces.
Palabras clave: Recogimiento, silencio, tradición.
Virtudes: Rezar por los antepasados y los seres queridos para que
Korth los acoja en su seno. No malgastar el tiempo con palabras
banales, sentir el valor del silencio como manera de acercarnos a
la divinidad. Respetar la tradición y la historia.
Pecados: Lujuria, glotonería y dejarse tentar por los bienes materiales.
Desaprobación: –2 a Defensa contra enemigos no humanos.
Actos de devoción: Recogimiento, rezo, propagar la palabra de
Korth.
Pruebas favorecidas: Artesanía (Caligrafía), Concentración, Saber
(Historia).
EL DIOS DE LA MONTAÑA DE LOS BÁRBAROS
Bárbaros y gigantes azules comparten ritos al mismo dios, aunque
usen nombres diferentes para referirse a él, y sus aspectos y comportamiento
no sean del todo iguales.
En sus leyendas, los bárbaros cuentan que el Dios de la Montaña
nació como un hombre mortal en tiempos pretéritos. Si bien su
nombre ya fue olvidado, se le recuerda como el guerrero más grande
de todos los tiempos. Este guerrero, cansado de la debilidad de sus
congéneres, fundó un reino que gobernó con la ley del más fuerte,
venció a todo aquél que se le opuso y, nalmente, alcanzó la divinidad
por la fuerza de su brazo.
Para los bárbaros, el Dios de la Montaña es un ser inmisericorde
que, sentado en su trono en lo alto de una cumbre inalcanzable,
observa el devenir de su pueblo, juzgando a sus súbditos para ver si
son dignos o para desatar su ira sobre aquellos que se muestren débiles
o cobardes. Por contra, los bárbaros que muestren en vida su
valía, serán aceptados en la montaña junto a su dios una vez les llegue
la muerte. Para el criterio de su dios, el mayor honor que puede
alcanzar un bárbaro es morir en el campo de batalla rodeado de los
cuerpos de sus enemigos.
Los bárbaros profesan una religión muy simple, no rezan ni imploran
a su dios ya que este lo considera una muestra de debilidad
y cobardía. Su pueblo ha de luchar contra los obstáculos de la vida
sin su ayuda, con sus propios recursos, sólo así podrán demostrar
que son auténticamente dignos. Tampoco portan ningún símbolo
particular en honor a su dios, de hecho cualquier intento de representarlo
es un tabú para los bárbaros.
Los chamanes, individuos que han sido iluminados por el Dios de
la Montaña, son los únicos que pueden orar para pedir su favor.
Realizan ceremonias en determinadas situaciones, como antes de
iniciar una cacería o una batalla, para que el Dios de la Montaña
juzgue si son dignos y así atraer su favor. También presiden los jui-
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