El Reino de la Sombra - El Grimorio

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Aventuras en Valsorth
en el elevador. Cualquier luchador que cometa una pia, sea empujado
o se acerque demasiado al borde puede caer por el pozo
(prueba de salvación de Reejos contra CD 15 para agarrarse en el
último momento) hacia lo que parece una muerte segura (o no, si
sobrevive a la caída en el lago subterráneo del fondo).
DE NUEVO EN EL EXTERIOR
Si los PJs alcanzan el primer nivel de las mazmorras, no tendrán problemas
para salir por las escaleras al exterior. En este punto, si van
con Gishal y los otros elfos, éstos insisten en ir al palacio real y detener
al malvado Gornahel. Por el contrario, si los PJs sólo quieren huir,
deben internarse en el bosque, aunque si su fuga es descubierta, no
tardarán en sufrir la persecución de varias patrullas elfas.
Las Charcas
Una zona empantanada y cenagosa ocupa un enorme claro en el margen
suroeste del bosque. Los árboles caídos cruzan los embalses de barro
y lodo, infestados de moscas y otros insectos, en los que un hedor a podredumbre
ota en el ambiente, pesado y dulzón.
Las Charcas, como es conocida esta ciénaga, es una zona del bosque
que quedó anegada por las aguas del río Tirem, formando una red
de pantanos y barrizales traicioneros. Los elfos, incapaces de proteger
su extenso reino, abandonaron esta región, que pronto fue ocupada
por criaturas que hicieron de este lugar su nuevo hogar. El
principal asentamiento es el de un grupo de cuarenta hombres sapo.
Estos, adaptados a vivir en sitios húmedos, se han hecho con el control
de las Charcas y han levantado su poblado entre el barro y las
aguas estancadas, atrapando a cualquier viajero o elfo que se aventura
en sus tierras sin la protección necesaria. Poco inteligentes y
simples, su existencia parásita solía ser erradicada por las patrullas
elfas, pero la disminución de la vigilancia ha permitido que se establezcan
permanentemente en las Charcas.
PELIGROS DE LAS CHARCAS
Cruzar estos barrizales puede ser muy peligroso, ya que un paso en
falso puede acabar con el imprudente viajero hundido hasta el cuello
en tierras movedizas. Se necesitan pruebas de Supervivencia (CD
15) para encontrar una senda segura entre los pantanos. Un fracaso
puede acabar con el grupo sumergido en arenas movedizas, situación
de la que deben salir en menos de 3 asaltos (ya sea mediante
ingenio, magia o superando una prueba de Atletismo contra CD
20). Si un personaje no logra salir y no recibe ayuda externa, será
tragado por las arenas y no podrá respirar (ver Asxia, pág. 115).
Además, cada día pasado en las Charcas los PJs tendrán que superar
una prueba de salvación de Fortaleza (CD 15) o contraerán una
enfermedad debido a los insectos que acribillan a todos los viajeros.
El periodo de incubación es de 1d4 días, pasado ese tiempo el PJ
sufre ebre, escalofríos y vómitos, y pierde 1d2 puntos de Fuerza.
Cada día posterior debe realizar una nueva prueba de Fortaleza y si
falla pierde otro 1d2 puntos de Fuerza. Si tiene éxito en dos pruebas
consecutivas de Fortaleza, habrá superado la enfermedad.
Por último, una serie de criaturas viven en las ciénagas, esperando a
que alguien quede atrapado en los barrizales o debilitado por las enfermedades.
Entre estos depredadores destacan los cocodrilos de barro
(pág. 338), despiadados cazadores que son los amos de los pantanos.
LA GUARIDA DE LOS HOMBRES SAPO
En un promontorio que se eleva en el centro de las ciénagas vive una
colonia de hombres sapo, seres rechonchos y de habla indescifrable.
Una cueva parcialmente inundada es su hogar, al que se entra por
una abertura de la que surge un hedor insoportable.
ENTRADA
Una galería parcialmente inundada es el acceso a la guarida de los
hombres sapo. A pesar de la distancia, se puede apreciar el insoportable
hedor que sale de ella. Al lado de la entrada hay una pareja de hombres
sapo que parecen algo distraídos.
La galería de entrada, inundada en casi medio metro, desciende hacia
el interior. La cueva está vigilada por dos hombres sapo, armados con
lanzas que pasan muchas horas en los alrededores de la entrada, pero
es habitual que se distraigan para cazar con su lengua algún insecto o
se enzarcen en una discusión absurda por cualquier tema. Si detectan
a cualquier enemigo, su primera reacción es correr al interior de la
guarida y alertar a sus congéneres de la sala común.
TÚNELES
Excavados en el fango, una red de angostos túneles se entrecruzan hacia
la sala común. Se trata de pasadizos de apenas un metro de ancho y dos
de alto, de paredes de barro humedecido y cubiertas de hongos.
Si los hombres sapo detectan a un intruso, se lanzan por los pasadizos,
intentando rodear a los invasores, y aprovechando lo estrecho
del paso para acorralarlos.
Aquellos que usan armas cortantes o contundentes de tamaño Grande
o superior no tienen espacio para blandirlas adecuadamente, por lo
que reciben un –2 a sus tiradas de Ataque. Además resulta muy difícil
moverse durante el combate e intercambiar posiciones.
TRAMPA DE CLAVOS
El cruce de caminos está más inundado, si cabe, que el resto de las galerías.
Al pasar por él se nota algo raro en el fondo.
En este cruce de pasadizos, los hombres sapo han instalado una burda
trampa, oculta en el agua que inunda el suelo del pasaje. Se trata de
una serie de puntas aladas que perforan los pies de aquel que pasa por
encima, y cuyo grito de sorpresa puede alertar a los hombres sapo de
la sala común. Si alguien cae en la trampa debe superar una prueba de
salvación de Voluntad (CD 18) para evitar gritar. En caso de fallar, los
hombres sapo llegan a esta zona en 1d4+2 asaltos.
SALA COMÚN
Una caverna repleta de excrementos y desechos es donde viven la mayoría
de los hombres sapo, regodeándose entre el barro de la sala en una
melodía de ruidos graves y erupciones de gases.
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Tipo: Estática.
Atención: CD 20.
Desarmar: CD 15.
Activación: Pasar por encima.
Efecto: 1d10 de daño.
PINCHOS EN EL AGUA
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