El Reino de la Sombra - El Grimorio

Aventuras en Valsorth
A pesar del pánico que se apodera de la población, la milicia logra
organizar la defensa rápidamente. Acto seguido se convoca una reunión
urgente del Consejo de la ciudad, en la que se decide la estrategia
a seguir. Aquí las posiciones enfrentadas entre los Lores salen a la
luz, ya que mientras lord Amant recomienda prudencia, lady Servil
pide la participación de los caballeros de Stumlad. Pendrais, capitán
del destacamento llegado a la ciudad, expone que el grueso de sus
tropas está a sólo dos días de marcha, y promete que partirá con sus
hombres en busca de refuerzos para acabar con el enemigo.
También se decide formar una milicia civil. Así, todo aquel válido
para el combate es obligado a formar parte del ejército, dándole un
arma y situándolo en las murallas para luchar. La pena por desobedecer
esta orden es la muerte.
Los PJs pueden entrar a formar parte de la milicia, o pueden intentar
evitarlo. Si forman parte de La Mano Silenciosa, el gremio de ladrones
es el mejor lugar donde ocultarse, ya que Tauds y los suyos se niegan
a luchar por una ciudad a la que consideran que no deben nada.
EL ASEDIO
El primer ataque tiene lugar esa misma tarde. El ejército orko lanza
una lluvia de proyectiles y rocas con sus catapultas, sometiendo la
muralla a un gran castigo. Bajo la cobertura de este ataque, los orkos
usan escalas para trepar por la muralla, donde se desarrolla la batalla
cuerpo a cuerpo.
La defensa se estructura en grupos de veinte soldados al mando de
un sargento. El ataque es rechazado, pero los PJs deberían tener una
buena lucha en las murallas, bajo la lluvia de piedras y a la vez que
intentan derribar las escalas de asalto.
Unos días después, el caballero Pendrais parte con su destacamento
e intenta romper el cerco. Desde la muralla, sólo se ve a los caballeros
perderse en la niebla. Por desgracia, el grueso del ejército de
Stumlad ha sido masacrado, por lo que Pendrais se verá obligado a
huir en dirección a Eradun (tal y como se narra en el segundo librojuego
de Leyenda Élca: El Emisario).
El asedio sobre la ciudad dura unos pocos días, hasta la noche en
que el ejército enemigo lanza su ataque denitivo.
EL ATAQUE DE LOS DRAGONES
A medianoche del séptimo día, un silencio sepulcral se hace en la ciudad.
Los milicianos, agotados después de un día de lucha, se congratulan por
la retirada del enemigo. Sin embargo, un sentimiento de opresión se
cierne sobre la ciudad, un instante antes de que sombras aladas sobrevuelen
los muros, eclipsando la plateada luz de la luna. Son dragones negros,
una decena, que se lanzan sobre los aterrados defensores,
aniquilándolos sin piedad. Al encontrarse con estos seres de leyenda, las
defensas ceden y las puertas de la ciudad no tardan en caer, con lo que una
riada de orkos se abalanza por las calles, matando y saqueando sin piedad.
La ciudad está condenada, y la única opción de sobrevivir es escapar
o rendirse al enemigo y ser hecho prisionero.
HUIDA DE LA CIUDAD
Los PJs tendrán que abrirse paso entre una marabunta de ciudadanos
asustados, avanzando por las calles mientras los dragones hacen
pasadas barriendo con su aliento de fuego las casas. Enfrentarse a
uno de los dragones es una temeridad, ya que son muy poderosos
y sus congéneres acudirán en su ayuda.
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