El Reino de la Sombra - El Grimorio

El Reino de la Sombra
r GUARDIA
REAL60 PUNTOS
Elfo del bosque, Guerrero
Una decena de soldados élcos protegen constantemente al rey Gerahel
y forman su guardia real. Vestidos de verde y oro y armados
con imponentes alabardas de elegante factura, protegen al monarca
sin importar si al hacerlo han de perder la vida.
Características: Fuerza 14 (+2), Destreza 16 (+3), Constitución 14
(+2), Inteligencia 10 (+0), Sabiduría 10 (+0), Carisma 12 (+1).
Rasgos raciales: Énfasis en habilidad (+4 a Atención), Énfasis en
habilidad (+4 a Buscar), Entorno predilecto (Bosques), Infravisión
1, Inmunidad a dormir, Longevidad 1, Percepción
del entorno (Cielo abierto), Protección contra magia (Encantamiento),
Velocidad incrementada 1.
Habilidades: Atención +7, Atletismo +7, Averiguar intenciones
+2, Buscar +6, Intimidar +5, Montar +5, Ocio (Guardia)
+6, Saber (Local) +4, Saber (Tácticas) +6, Sigilo +5.
Dotes: Ataque de torbellino, Competencia con armaduras
(Medias), Competencia con armas (Marciales), Derribo mejorado
1, Dureza, Especialidad en ataque (Alabarda), Maestría
con armadura (Coraza), Interponerse, Lanzamiento
defensivo.
Bonicaciones: Ataque +6, Fortaleza +6, Reejos +7, Voluntad +5.
Combate: Iniciativa +7, Velocidad 8 m (con armadura), Defensa
17 (Desprevenido 14), Armadura (RD 5), Ataque desarmado
+6 (1d3+2), Alabarda +8 (1d10+3, 20/x3), Arco
largo +6 (1d8, 20/x3), Derribar +8, Presa +5.
Salud: Puntos de Resistencia 36, Umbral de herida grave 12.
Equipo: Alabarda, arco largo (20 echas), coraza de gran calidad,
puñal y sobretodo verde y oro.
Táctica: Si el Rey es atacado, uno de los guardias se interpondrá
para recibir el ataque en su lugar. Usan sus alabardas
tanto para dañar como para desestabilizar a sus oponentes
(una vez por asalto, un ataque fallido contra ellos les otorga
un derribo como reacción). Si se ven rodeados, pueden blandir
sus alabardas en amplios círculos para mantener a raya a
sus oponentes (–2 al Ataque, pero pueden golpear a todos
los enemigos adyacentes).
prende la pasividad de su padre, y considera que es el momento de
actuar y recuperar la posición de poder que corresponde a los elfos,
haciendo pagar a los humanos por las afrentas del pasado.
Le siguen en la línea de sucesión el príncipe Gorshael, un montaraz
más ocupado de estudiar las plantas del bosque que de los asuntos
de la política, y el príncipe Ilbanath, que dirige las patrullas de
exploradores que vigilan la franja sur del bosque. Los siguientes
hijos del rey son Benderel, Gilbarth, Ferdael y Eleandal, leales príncipes
que cumplen los cometidos que les encarga su padre. Por último
está la princesa Gishal, la única hija del Rey, y el príncipe
Araanel (protagonista de la serie de librojuegos Leyenda Élca), el
menor de todos.
Las estadísticas del Rey y los Príncipes están disponibles en la sección
Personalidades de Shalanest (ver pág. 264).
La familia real vive en el palacio del Gran Árbol, si bien la mayoría
de los príncipes tienen encomendadas misiones que los mantienen
lejos de Litdanast durante determinadas temporadas, ya sea dirigiendo
las patrullas de exploradores o, cada vez con menor frecuencia,
en misiones diplomáticas fuera del bosque.
El lento declive de la raza de los elfos ha hecho mella en el corazón
del rey Gerahel, que sumido en la melancolía y la añoranza de su esposa,
suele pasar largas tardes en el mirador del palacio, observando
la cúpula arbórea y preguntándose si quizás sus decisiones han condenado
a su pueblo a un nal prematuro.
4. CONSEJO DE LA CORTE BLANCA
Un puente colgante lleva desde el palacio real hasta un palacete situado
en un árbol cercano. Se trata de la sede del Consejo de la Corte Blanca,
un grupo de sabios elfos, los más ancianos de Valsorth, que asesoran al
rey Gerahel en todos los asuntos del gobierno del bosque.
Los sabios suelen permanecer en este palacio o pasear por los alrededores,
a excepción de cuando son llamados por el Rey para reunirse.
Entre los miembros del consejo destacan Guznahan, una mujer de
clarísima piel y pelo blanco, pero cuyos rasgos imperecederos contradicen
su edad, que es la líder del Consejo y comparte una gran
amistad con el rey Gerahel; e Imbrae, un alto elfo de noble porte y
cabellos plateados que considera al Rey demasiado pasivo y apoya al
príncipe Gornahel, al que cree más acertado para gobernar.
Si los PJs preguntan a los sabios del Consejo al respecto, éstos pueden
dar ciertas informaciones sobre las leyendas, tradiciones e historia del
reino élco. La cantidad de información que obtienen depende de su
diplomacia y de sus actos en el reino élco. Entre los temas de los que
pueden obtener información destacan los siguientes:
LAS ESPADAS ÉLFICAS
Tres espadas fueron forjadas en los tiempos antiguos, mucho antes
de la aparición de los hombres o de la guerra contra el Rey Dios.
Imbuidas de toda la sabiduría de los herreros elfos, se forjó una espada
para cada uno los tres hijos de Benthor y Crishal. Bieldor, el
primogénito, fue obsequiado con Llama de Luz, la más poderosa de
las tres. Su hermano Borador recibió a Rayo de Oscuridad y el pequeño,
el príncipe Bial, fue el portador de Fuego de Plata. Las tres
espadas pasaron por las manos de los monarcas elfos durante la larga
historia de su raza, pero nalmente acabaron perdidas. Las leyendas
cuentan que Llama de Luz, empuñada por Gildor, fue el arma que
derrotó al Rey Dios, aunque después, en la batalla que se produjo
en el templo entre humanos y elfos, también desapareció.
LAS GEMAS DE PODER
Viejos escritos descubiertos no hace mucho narran la creación de
tres gemas rojas, imbuidas con la esencia del mundo, que unidas
podrían eliminar a cualquier mal que intentase destruir Valsorth.
Poco se sabe de su localización, aunque un grabado en uno de los
pergaminos marca un punto al norte de Shalanest, en las montañas
Durestes, una ciudad subterránea llamada Karahakum donde,
según los escritos, pudieron ser creadas las gemas y quizás haya pistas
sobre lo sucedido con ellas.
LOS DOCE ARCANOS
Les explican la historia de los Doce Arcanos que sacricaron sus
vidas para encerrar a Abanatah, auténtico nombre del autoproclamado
Rey Dios, en el círculo de piedras, en el interior del templo
de Dargore. Si el círculo se rompe, nada podrá evitar que el Rey
Dios regrese a Valsorth.
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