13.05.2013 Views

Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net

Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net

Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

»Así, pues, aquí en Candía, analizo mi locura y te la describo por lo menudo, porque ¿sabes?<br />

quiero pedirte un consejo. Es cierto que eres joven todavía, patrón; pero has leído las obras de los<br />

antiguos sabios y en esa lectura te has puesto, dicho sea sin ofensa, un “tantico” vejete; de modo,<br />

pues, que necesito de tu consejo.<br />

»Tengo pensado que cada hombre despide un olor par¬ticular: no lo distinguimos porque son<br />

tantos que se mezclan y no podemos saber cuál es <strong>el</strong> tuyo y cuál es <strong>el</strong> mío... Lo que no deja duda<br />

es que hiede, y a tal hedor lo llamamos “humanidad”, quiero decir, fetidez humana. Hay quienes la<br />

hu<strong>el</strong>en como si olieran espliego. A mí me provoca vómitos. Pero dejemos esto, que es parte de<br />

otra historia.<br />

»Lo que yo quería decir cuando los frenos se me aflojaron de nuevo, es que las b<strong>el</strong>laconas de las<br />

mujeres tienen <strong>el</strong> hocico húmedo, como los perros, y ventean desde lejos al hombre que las desea<br />

y al que no se siente atraído por <strong>el</strong>las. Por esta razón, en cualquier ciudad donde sentara las<br />

plantas de mis pies, aun en la época presente en que estoy viejo, en que exhibo una fealdad<br />

simiesca, y en que mi vestir carece de <strong>el</strong>egancia, no han faltado dos o tres mujeres que corrieron<br />

tras de mí. ¡Me seguían <strong>el</strong> rastro, las perras, que Dios bendiga!<br />

»Has de saber que <strong>el</strong> día que abordé viento en popa en <strong>el</strong> puerto de Candía era la hora indecisa d<strong>el</strong><br />

anochecer. Corrí inmediatamente a las tiendas, mas ya estaban todas cerradas. Fuíme a una<br />

posada, di de comer a la mula, comí yo, me lavé, encendí un cigarrillo y salí a dar un paseo. No<br />

conocía a nadie en la ciudad, nadie me conocía a mí, gozaba, pues, de entera libertad. Podía silbar<br />

en la calle, reír, hablar a solas; compré un puñado de passa-tempo, mastiqué las semillas, las<br />

escupí, paseándome a mis anchas. Se encendieron los faroles, los hombres tomaban <strong>el</strong> aperitivo,<br />

las mujeres regresaban a sus casas, en <strong>el</strong> aire flotaba un olor a polvos, a jabón de tocador, a<br />

suvlakia, a anís. Yo me decía: “Oye, viejo <strong>Zorba</strong> ¿hasta cuándo crees que te durará <strong>el</strong> vivir y andar<br />

con las narices palpitantes? Ya no te queda mucho tiempo para andar oliendo, pobre viejo mío<br />

¡date prisa, pues, y aspira hasta lo hondo!”<br />

»Esto me decía yo, mientras ambulaba por la gran plaza, que tú bien conoces. De pronto ¡loado<br />

sea Dios! oigo gritos, rumor de danzas, sonar de tamboriles, canciones orientales. Paro las orejas y<br />

echo a correr hacia <strong>el</strong> lugar de donde partían los rumores, sones y gritos. Era un café-concierto.<br />

Nada podía serme más grato; entro. Me siento a una mesilla, bien ad<strong>el</strong>ante, ¿por qué habría de<br />

mostrarme intimidado? Como ya te dije, nadie me conocía, gozaba de la mayor libertad.<br />

»Había allí una mujerona que danzaba en <strong>el</strong> tablado, le¬vantando y bajando las faldas; pero yo no<br />

le presté mayor atención. Pedí una bot<strong>el</strong>la de cerveza, y he aquí que una pollita viene y se sienta a<br />

mi lado, bonitilla, morenita, revo¬cada con llana de albañil.<br />

»“Con tu permiso, abu<strong>el</strong>o”, me dice riéndose.<br />

»A mí me dio un vu<strong>el</strong>co la sangre; me entraron unas ganas locas de retorcerle <strong>el</strong> cu<strong>el</strong>lo ¡descarada!<br />

Pero me contuve, movido por la lástima que me inspira la especie hembra, y llamé al mozo:<br />

»¡Dos bot<strong>el</strong>las de champaña!<br />

E-Book Descargado de http://www.mxgo.<strong>net</strong> Página 120

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!