13.05.2013 Views

Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net

Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net

Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

–No te aflijas, mi Bubulina, mi vieja barcaza carcomida y ruinosa. ¡No te aflijas, que no he de<br />

dejarte inconsolada, no! ¡Las cuatro grandes potencias te abandonaron, la juven-tud te abandonó,<br />

Dios mismo te ha abandonado, pero yo, <strong>Zorba</strong>, no te abandonaré!<br />

Era más de medianoche cuando llegamos a nuestra playa. Se levantó viento. Desde allá lejos,<br />

desde África, venía <strong>el</strong> austro, <strong>el</strong> viento cálido que hincha de vida a los árboles, a los viñedos, a los<br />

pechos ubérrimos de Creta. La isla entera, acostada en <strong>el</strong> mar, recibe estremecida <strong>el</strong> soplo tibio d<strong>el</strong><br />

viento a cuyo llamado despierta la savia. Zeus, <strong>Zorba</strong> y <strong>el</strong> viento d<strong>el</strong> sur se confundían en mi mente<br />

y yo divisaba muy nítido, en la sombra nocturna, <strong>el</strong> rostro macizo de un hombre de negras barbas,<br />

de aceitados cab<strong>el</strong>los negros, que se inclinaba para posar los labios rojos y ardientes en los de<br />

doña Hortensia, la Tierra.<br />

XX<br />

En cuanto llegamos, nos acostamos. <strong>Zorba</strong> se frotaba las manos, satisfecho.<br />

–¡Buena jornada la de hoy, patrón! ¿Qué entiendes por buena?, preguntarás. ¡Que ha sido bien<br />

llenada! Recuerda y medita: por la mañana en los quintos infiernos, allá en <strong>el</strong> monasterio, donde<br />

nos burlamos bien d<strong>el</strong> higúmeno ¡sea su maldición sobre nosotros! Después, <strong>el</strong> regreso a nuestra<br />

vi¬vienda, donde nos encontramos con doña Bubulina y reali-zamos la ceremonia de esponsales.<br />

Mira <strong>el</strong> anillo. Oro puro. Le quedaban aún dos libras inglesas, de las que le había dado, a fines d<strong>el</strong><br />

otro siglo, <strong>el</strong> almirante de Su Majestad Británica. Las conservaba, según dice, para pagar su<br />

entierro y ¡la hora le sea favorable!, hete aquí que se las entrega a un orfebre para que las<br />

convierta en anillos. ¡Curioso mis¬terio humano!<br />

–Duerme, <strong>Zorba</strong>. ¡Cálmate! Por hoy es suficiente. Ma¬ñana tenemos una ceremonia solemne:<br />

colocaremos <strong>el</strong> primer pilar d<strong>el</strong> t<strong>el</strong>eférico. Le pedí al pope Stéfano que viniera.<br />

–Hiciste bien, patrón. ¡No es proceder de tonto! Que venga <strong>el</strong> pope barbas-de-cabrón, que vengan<br />

asimismo los notables de la aldea; les distribuiremos sendos cirios y los encenderán. Tales actos<br />

impresionan a la gente: ayudan a consolidar los negocios. No debes tomar en cuenta lo que yo<br />

hago o digo; porque yo tengo un Dios para mi uso y un diablo particular; pero la gente...<br />

E-Book Descargado de http://www.mxgo.<strong>net</strong> Página 180

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!