13.05.2013 Views

Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net

Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net

Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Una astilla se le clavó a Dometios en <strong>el</strong> muslo. Por un p<strong>el</strong>illo otra le saca un ojo al higúmeno. Los<br />

aldeanos habían desaparecido. Sólo la Virgen permanecía quieta en la roca empuñando la lanza y<br />

observando a los hombres con severa mirada. A su lado, con las verdes plumas erizadas, <strong>el</strong> pobre<br />

loro temblaba más muerto que vivo.<br />

Los monjes se llevaron a la Virgen, recogieron al lastima¬do Dometios entre ayes de dolor,<br />

volvieron a reunir las mulas, montaron en <strong>el</strong>las y tocaron retirada. El obrero encargado d<strong>el</strong> asador<br />

había desaparecido y <strong>el</strong> cordero se que¬maba entre las brasas.<br />

–¡Se nos carboniza! –gritó <strong>Zorba</strong> con gran inquietud acudiendo a salvarlo d<strong>el</strong> desastre.<br />

Me senté a su lado. Nadie quedaba en la playa, estábamos solos. Me dirigió una mirada insegura,<br />

vacilante: no sabía cómo tomaría yo las cosas ni en qué acabaría la aventura.<br />

Cortó una porción d<strong>el</strong> cordero, la probó, retiró en seguida d<strong>el</strong> fuego al animal y apoyó <strong>el</strong> asador<br />

contra un árbol.<br />

–¡Está en su punto, patrón! ¿Quieres probarlo?<br />

–Trae vino y pan –le dije–, que tengo apetito.<br />

<strong>Zorba</strong> saltó ágilmente, arrimó <strong>el</strong> barrilito cerca d<strong>el</strong> cor¬dero, trajo pan blanco y dos vasos.<br />

Tomamos un cuchillo cada uno, cortamos una tajada de asado, unas rebanadas de pan y nos<br />

dedicamos a masticar con avidez.<br />

–¿Ves qué bueno está, patrón? ¡Se derrite en la boca! En esta región no hay grandes pasturas y las<br />

bestias pacen hierbas secas; de ahí que la carne sea tan sabrosa. Recuerdo que sólo en cierta<br />

ocasión he comido carne de tanto sabor como ésta. Era en los tiempos, que tú sabes, en que<br />

llevaba bordada con mis cab<strong>el</strong>los una imagen de Santa Sofía... ¡Historias viejas!<br />

–¡Cuenta! ¡Cuenta!<br />

–¡Viejas historias, te digo, patrón! ¡Caprichos de <strong>griego</strong>, extravagancias de loco!<br />

–¡Anda, cuenta <strong>Zorba</strong>, que me agrada!<br />

–Pues bien, sea entonces. Los búlgaros nos tenían ro¬deados. Los veíamos en torno de nosotros,<br />

que encendían fuegos en la montaña. Para asustarnos, sonaban furiosamente los platillos y<br />

aullaban como lobos. Serían unos trescientos. Y nosotros, veintiocho, más <strong>el</strong> capitán Ruvas, ¡que<br />

Dios haya su alma, si ha muerto, pues era un buen muchacho!, nuestro jefe. «¡Eh, <strong>Zorba</strong>!», me<br />

dice. «Pon un cordero al asador.» «Resulta mucho mejor si se le cuece en un hoyo, capitán», le<br />

contesto: «Hazlo como quieras, pero de prisa, que hay apetito.» Cavamos un hoyo, lo forro con la<br />

pi<strong>el</strong> d<strong>el</strong> cordero, le coloco encima una capa de brasas, sacamos pan de las mochilas y nos<br />

sentamos alrededor d<strong>el</strong> fuego. «¡Qui¬zás sea <strong>el</strong> último que comamos», dice <strong>el</strong> capitán Ruvas.<br />

«¿Alguno de ustedes siente miedo?» Todos rieron, sin dig¬narse contestar a la pregunta. Alzamos<br />

E-Book Descargado de http://www.mxgo.<strong>net</strong> Página 233

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!