13.05.2013 Views

Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net

Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net

Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Oí una risa detrás de mí. Bajé de un brinco de las alturas dantescas, me volví y pude ver que allí<br />

estaba <strong>Zorba</strong>, de pie, riéndose con toda la cara.<br />

–¿Qué maneras son ésas, patrón? –gritó–. Hace horas que te busco, sin dar contigo.<br />

Y como viera que yo quedaba silencioso, inmóvil:<br />

–Ya pasó la hora d<strong>el</strong> mediodía –exclamó–, la gallina está pronta; se pasará de cocida, la pobrecilla.<br />

¿Entiendes?<br />

–Entiendo; pero no tengo apetito.<br />

–¡Que no tiene apetito! –dijo <strong>Zorba</strong> golpeándose <strong>el</strong> muslo–. Si no has comido nada desde esta<br />

mañana. El cuer¬po tiene su propia almita, también, ten compasión de <strong>el</strong>la. Dale de comer,<br />

patrón, dale de comer; es <strong>el</strong> borriquillo que nos lleva ¿sabes? Si no lo alimentas, te dejará plantado<br />

en lo mejor d<strong>el</strong> camino.<br />

Desde hacía años menospreciaba yo los goces de la gula, y, de haberme sido cómodo, hubiera<br />

comido a escondidas, como si cometiera una acción vergonzosa. Pero para evitar los rezongos de<br />

<strong>Zorba</strong>, le dije:<br />

–Bueno, ya voy.<br />

Nos dirigimos juntos al pueblo. Las horas transcurridas entre los peñascos de la costa habían<br />

pasado como horas de amor, en un r<strong>el</strong>ámpago. Yo sentía aún que se posaba en mí <strong>el</strong> aliento<br />

ardiente d<strong>el</strong> florentino.<br />

–¿Estabas pensando en <strong>el</strong> lignito? –preguntó <strong>Zorba</strong> con alguna vacilación.<br />

–¿En qué otra cosa había de pensar? –le respondí rien¬do–. Mañana comenzaremos los trabajos.<br />

Tenía que concluir con ciertos cálculos.<br />

<strong>Zorba</strong> me miró de reojo y calló. Nuevamente comprendía yo que me estaba sopesando, sin saber<br />

todavía lo que era de creer y lo que no lo era.<br />

–¿Y qué sacaste de esos cálculos? –volvió a preguntar, ad<strong>el</strong>antándose en la averiguación con<br />

prudencia.<br />

–Que dentro de tres meses debemos extraer diez ton<strong>el</strong>adas de lignito diarias para cubrir los<br />

gastos.<br />

<strong>Zorba</strong> volvió a mirarme, aunque esta vez con cierta inquietud. Luego al breve rato:<br />

E-Book Descargado de http://www.mxgo.<strong>net</strong> Página 29

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!