13.05.2013 Views

Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net

Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net

Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

–¡Nada! –contestó, resentido porque no me veía sufi¬cientemente contento con <strong>el</strong> espectáculo de<br />

los d<strong>el</strong>fines.<br />

–¿Te lo llevó alguna máquina? –insistí.<br />

–¿A qué viene hablar de máquinas? Yo mismo me lo corté.<br />

–¿Tú mismo? ¿Por qué?<br />

–No puedes entenderlo, tú, patrón –dijo encogiéndose de hombros–. Ya te conté que trabajé en<br />

todos los oficios. Así, pues, en una ocasión hice también de alfarero. Es un oficio que me gustaba<br />

con locura. ¿Sabes lo que significa eso de tomar un puñado de barro y hacer con él lo que se te<br />

antoje? ¡Frrr! Haces girar <strong>el</strong> torno y <strong>el</strong> barro gira enloque¬cido, mientras tú, inclinado sobre él, te<br />

dices: haré un cántaro, haré un plato, haré una lámpara ¡O <strong>el</strong> demonio! Eso es lo que se llama ser<br />

hombre: ¡Libertad!<br />

Se había olvidado d<strong>el</strong> mar, no mordisqueaba <strong>el</strong> limón, la mirada lucía clara.<br />

–¿Entonces –pregunté–, y <strong>el</strong> dedo?<br />

–Pues, verás: me molestaba en <strong>el</strong> torno. Se me metía en lo mejor y desconcertaba mis planes.<br />

Entonces, un día cogí la hacheta...<br />

–¿Y no te dolió?<br />

–¿Cómo no iba a dolerme? No soy de leña, soy un hom¬bre. Pero ya te digo, me molestaba en <strong>el</strong><br />

trabajo. Y lo corté.<br />

Se puso <strong>el</strong> sol, <strong>el</strong> mar se calmó un tanto, las nubes se dis¬persaron. Brilló en lo alto <strong>el</strong> lucero<br />

vespertino. Dirigí la mirada al mar, luego al ci<strong>el</strong>o, y medité... Amar con tal intensidad, cortar, sufrir<br />

<strong>el</strong> dolor... Sin embargo, oculté la emoción que me dominaba.<br />

–¡Mal sistema ése, <strong>Zorba</strong>! –dije sonriendo–. Me re¬cuerda <strong>el</strong> caso d<strong>el</strong> cenobita que, según refiere<br />

la leyenda áurea, tuvo un día la visión de una mujer que lo turbaba, cogió un hacha...<br />

–¡Que los demonios se lo lleven! –interrumpió <strong>Zorba</strong>, adivinando la continuación d<strong>el</strong> cuento–.<br />

¡Cortarse eso! ¡Que se vaya al diablo, <strong>el</strong> muy necio! Si ese pobrecito ino¬cente no es impedimento<br />

para nada.<br />

–¡Cómo! –insistí–. Si es <strong>el</strong> obstáculo mayor...<br />

–¿Para qué?<br />

–Para ganar <strong>el</strong> reino de los ci<strong>el</strong>os.<br />

<strong>Zorba</strong> me miró de soslayo, burlonamente.<br />

–¡Si es ésa, idiota –dijo–, la llave d<strong>el</strong> paraíso!<br />

E-Book Descargado de http://www.mxgo.<strong>net</strong> Página 15

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!