13.05.2013 Views

Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net

Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net

Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

–¿Quién te habla de mujeres? y, al fin y al cabo, no dejan de ser útiles las pobrecillas; no las<br />

calumnies. Son útiles cuando <strong>el</strong> hombre no tiene a las manos algún trabajo de hombre: sacar<br />

carbón de la tierra, conquistar ciudades tomándolas por asalto, conversar con Dios. ¿Qué otra<br />

cosa puede ocupar sus ocios, si no quiere morirse de pena? Bebe vino, juega a los dados, acaricia a<br />

las mujeres. Y espera... Espera que suene la hora, si alguna vez suena.<br />

Calló un momento.<br />

–Si suena alguna vez –repitió irritado– la hora de la acción, pues puede ocurrir que no suene<br />

nunca.<br />

Y un instante después:<br />

–No puede continuar esto, patrón: o la tierra se achica, o yo tengo que agigantarme. ¡Si no, estoy<br />

perdido!<br />

Apareció un monje entre los pinos, de cab<strong>el</strong>lo rojo y tez amarillenta, arremangado, con gorro<br />

redondo de paño. Con una varilla de hierro en la mano iba golpeando <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o mientras avanzaba a<br />

largos pasos. Cuando nos vio se detuvo y alzó la varilla:<br />

–¿Adónde vais, amigos? –preguntó.<br />

–Al monasterio –le respondió <strong>Zorba</strong>–, a cumplir con nuestras piadosas obligaciones.<br />

–¡Volveos, cristianos! –clamó <strong>el</strong> monje mientras los ojos de color azul desleído se enrojecían–.<br />

¡Atrás, regresad a vuestras casas, por lo que más queráis! No es <strong>el</strong> monaste¬rio carmen de la<br />

Virgen, sino huerto de Satán. Pobreza, humildad, castidad, lo que llaman corona d<strong>el</strong> monje ¿dónde<br />

estáis? ¡Idos, os digo; dinero, orgullo, efebos: ésta es la santa Trinidad para <strong>el</strong>los!<br />

–Es cómico, éste, patrón –me susurró <strong>Zorba</strong> al oído.<br />

E inclinándose hacia él:<br />

–¿Cómo te llamas, hermano monje, y qué viento te lleva?<br />

–Me llamo Zaharia. He cogido los bártulos y me he mar¬chado. ¡Me marcho, me marcho, no lo<br />

soporto un minuto más! Hazme <strong>el</strong> favor de decirme cuál es tu nombre, paisano.<br />

–Canavaro.<br />

–Pues no lo soporto, no, hermano Canavaro. Cristo gime de aflicción toda la noche y no me deja<br />

dormir. Y yo gimo con él y por eso <strong>el</strong> higúmeno ¡que se tueste en las llamas d<strong>el</strong> Infierno! me llama<br />

por la mañana temprano: «Bueno, Zaharia», me dice, «¿por qué no dejas que duerman<br />

tran¬quilos tus hermanos? ¡Tendré que expulsarte de aquí!»<br />

»–¿Soy yo <strong>el</strong> que les quita <strong>el</strong> sueño, o son los gemidos de Cristo? ¡Él es quien gime por sus faltas!<br />

E-Book Descargado de http://www.mxgo.<strong>net</strong> Página 154

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!