13.05.2013 Views

Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net

Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net

Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Volvió <strong>Zorba</strong>.<br />

–Ya llegó <strong>el</strong> higúmeno –me dijo de prisa–, hemos con¬versado un poco. Se hace rogar; dice que no<br />

quiere vender <strong>el</strong> bosque por un mendrugo; pone más alto precio; pero déjalo en mis manos, que<br />

al pícaro lo haré ceder yo.<br />

–¿A qué viene todo eso? ¿No estábamos ya de acuerdo?<br />

–¡No te metas en nada, patrón, por favor! –suplicó <strong>Zorba</strong>–. Sólo sería para suscitar inconvenientes.<br />

¡Los acuer¬dos de antes, muertos y enterrados están a estas horas! No frunzas las cejas:<br />

¡enterrados, te digo! Conseguiremos <strong>el</strong> pinar por la mitad d<strong>el</strong> precio convenido antes.<br />

–¿En qué revoltijos andas, <strong>Zorba</strong>?<br />

–No te preocupes, que es asunto mío. Un poco de aceite a la polea ¡y verás cómo gira! ¿Has<br />

comprendido?<br />

–No, no comprendo. ¿Por qué regatear ahora?<br />

–Porque gasté más de lo que debía en la ciudad. ¡Por eso! Porque Lola me ha devorado, es decir,<br />

te ha devorado no poco dinero. ¿Pensaste que yo lo había echado en olvido? Uno tiene su amor<br />

propio, ¿o qué crees tú? ¡Mi reputación debe quedar inmaculada! He gastado, pago. Ya tengo las<br />

cuentas bien hechas: Lola nos costó siete mil dracmas: pues las descontaré d<strong>el</strong> valor d<strong>el</strong> bosque. El<br />

higúmeno, <strong>el</strong> monas¬terio, la Virgen, pagarán por Lola. Ése es mi plan, ¿no te agrada? ¬<br />

–En modo alguno. ¿Por qué la Virgen habría de cargar con tus derroches?<br />

–Porque es responsable y más que responsable. Ella dio vida a su hijo; su hijo me dio vida a mí,<br />

<strong>Zorba</strong>, y me ha dotado de los instrumentos que sabes. Y por obra de esos malditos instrumentos,<br />

dondequiera que me encuentre con la especie hembra tengo que perder la cabeza y abrir la bolsa.<br />

Así pues, que cada cual pague sus deudas.<br />

–No me agrada esto, <strong>Zorba</strong>.<br />

–Ésa es harina de otro costal, patrón. Saquemos a flote, primero, los siete billetitos, y luego<br />

hablaremos. ¿Recuerdas la canción: «Bésame, ahora, mi bien, que luego volveré a ser tu tía...»?<br />

El gordo hospedador se presentó, diciendo con m<strong>el</strong>osa voz eclesiástica: ¬<br />

–Tened la bondad de pasar al comedor; la cena está pronta.<br />

Entramos en <strong>el</strong> refectorio, una gran sala con bancos y largas mesas angostas. Fuerte olor a aceite<br />

rancio flotaba en <strong>el</strong> aire. En la pared frontera un antiguo fresco reproducía la Santa Cena: los once<br />

discípulos fi<strong>el</strong>es amontonados como ovejas en torno de Cristo y, en frente, de espaldas al<br />

espec¬tador, <strong>el</strong> rojo, de nariz aguileña y abultada frente, Judas, la oveja sarnosa. Y Cristo sólo para<br />

él tenía miradas.<br />

E-Book Descargado de http://www.mxgo.<strong>net</strong> Página 163

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!