13.05.2013 Views

Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net

Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net

Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

«¿Tan patriota eras, sin saberlo? ¿O es <strong>el</strong> gran cariño que sientes por tu amigo? ¡Hombre! ¿No te<br />

sonrojas? ¡Domínate, recobra la calma!»<br />

En tanto, con ánimo jubiloso, hallaba, chillando, <strong>el</strong> áspero sendero de la montaña. Un campanilleo<br />

me anunció la pre¬sencia de un hato de cabras, negras, pardas, grises, entre las peñas, bañadas de<br />

sol. Ad<strong>el</strong>ante avanzaba <strong>el</strong> macho, enhiesta la cerviz, apestando <strong>el</strong> aire con su hedor.<br />

–¡Eh, compadre! ¿A dónde vas? ¿Qué buscas?<br />

Un pastor, subido a una roca, silbando con los dedos entre los labios, me llamaba.<br />

–¡Llevo prisa! –contesté, y seguí escalando la ladera.<br />

–¡Detente y ven a refrescarte con un trago de leche! –exclamó <strong>el</strong> pastor brincando de peña en<br />

peña.<br />

–¡Llevo prisa! –repetí; no quería interrumpir con la charla la expansión de mi júbilo interior.<br />

–¡Hola, compadre, conque desdeñas la leche que te brindo! –dijo ofendido <strong>el</strong> pastor–. ¡Vete, pues,<br />

y que tengas buen viaje!<br />

Con los dedos en la boca silbó para juntar <strong>el</strong> rebaño y todos, cabras, perros y pastor<br />

desaparecieron detrás de las rocas.<br />

Pronto hube llegado a la cima. Al instante, como si aqu<strong>el</strong>la fuera la meta de mi marcha, me sentí<br />

calmado. Me tendí a la sombra de un peñasco y contemplé la llanura y <strong>el</strong> mar que se extendían a<br />

la distancia. Respiré hondamente; <strong>el</strong> aire olía a salvia y a tomillo.<br />

Me levanté, cogí una brazada de salvia, la coloqué a guisa de almohada y me tendí de nuevo.<br />

Estaba fatigado; cerré los ojos.<br />

Por un momento voló mi espíritu muy lejos, hacia los al¬tiplanos cubiertos de nieve, esforzándose<br />

por evocar un rebaño de hombres, mujeres, niños y bueyes que se encami-naban hacia <strong>el</strong> norte,<br />

guiados por mi amigo como <strong>el</strong> hato por <strong>el</strong> macho cabrío. Pero al instante se me oscureció <strong>el</strong><br />

cerebro, dominado por intenso deseo de dormir.<br />

Quise resistirme, no permitir que me engullera <strong>el</strong> sueño y abrí los ojos. Posado frente a mí en la<br />

saliente de la roca se hallaba un cuervo, cuyas plumas de color negro azulado brillaban al sol; yo<br />

veía con nitidez la curva d<strong>el</strong> gran pico amarillo. Me disgustó su presencia, pues lo tuve a mal<br />

agüero; tomé una piedra y se la arrojé: <strong>el</strong> cuervo, tranquila-mente, con lentitud, desplegó las alas.<br />

Cerré de nuevo los ojos, vencido, y de golpe caí en sueño profundo.<br />

No debía de haber dormido más de unos segundos, cuando me incorporé lanzando un grito. El<br />

cuervo pasaba en ese momento sobre mi cabeza. Tembloroso me acodé a la roca. Una visión<br />

violenta había cruzado mi sueño como un tajo de sable.<br />

E-Book Descargado de http://www.mxgo.<strong>net</strong> Página 239

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!