Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net
Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net
Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
–Entremos –dije a punto de lanzar una carcajada.<br />
Entramos. La cabaña olía fuertemente a perfume, a polvos, a jabón barato, a mujer.<br />
–Oye, ¿qué son esos aparatos, eh? –hube de exclamar al ver amontonados sobre una caja bolsos<br />
de mano, bolas de jabón de olor, medias, una sombrillita roja, un minúsculo frasquito de perfume.<br />
–Obsequios... –murmuró <strong>Zorba</strong>, bajando la cabeza.<br />
–¿Obsequios? –dije esforzándome por demostrar eno¬jo–, conque ¿obsequios?...<br />
–No te enojes, patrón, son para la pobre Bubulina. Se acercan las Pascuas y al fin y al cabo es un<br />
ser humano, <strong>el</strong>la también.<br />
Logré dominar otra vez las ganas de reír que me asaltaban.<br />
–Lo más importante no se lo has traído... –dije.<br />
–¿Qué?<br />
–Pues ¡vamos! ¡La corona de azahares para la novia!<br />
–¿Cómo? ¿Qué historia es ésa? ¡No comprendo!<br />
Le referí entonces <strong>el</strong> cuento que le había inventado a la enamorada sirena.<br />
<strong>Zorba</strong> se rascó la cabeza y meditó un instante.<br />
–No has obrado bien, patrón –dijo al fin–. No, no está bien, eso, sin que sea faltarte <strong>el</strong> respeto.<br />
Bromas de tal calibre, patrón... La mujer es una criatura débil, d<strong>el</strong>icada, ¿hasta cuándo tendré que<br />
repetírt<strong>el</strong>o? Un jarrón de porc<strong>el</strong>a¬na. Hay que manejarlo con precaución.<br />
Me sentí avergonzado. Ya lo había lamentado antes, aun¬que demasiado tarde. Cambié de tema.<br />
–¿Y <strong>el</strong> cable? –pregunté–. ¿Y las herramientas?<br />
–Todo lo traje, todo, no tengas cuidado. El past<strong>el</strong> entero y <strong>el</strong> perro harto, como decimos nosotros.<br />
Cable, Lola, Bubu¬lina, patrón ¡todo está en su punto!<br />
Retiró <strong>el</strong> briki d<strong>el</strong> fuego, llenó de café mi taza, me dio unas rosquillas de sésamo que había traído<br />
de la ciudad y halva con mi<strong>el</strong>, la golosina de mi preferencia.<br />
–Te traje una caja grande de halva como regalo –me dijo enternecido–. No me he olvidado de ti,<br />
como puedes ver. Mira, compré también para <strong>el</strong> loro un saquito de ca-cahuetes. De nadie me<br />
olvidé. Si te digo que mis sesos pesan más que lo corriente.<br />
Comí las rosquillas y la torta y bebí café, sentado en <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o. <strong>Zorba</strong> saboreaba <strong>el</strong> suyo, fumando,<br />
me miraba, y sus miradas me fascinaban como las de una serpiente.<br />
E-Book Descargado de http://www.mxgo.<strong>net</strong> Página 144