13.05.2013 Views

Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net

Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net

Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

–Conseguiremos <strong>el</strong> pinar por la mitad d<strong>el</strong> precio... ¡No digas nada!<br />

Y se marchó prontamente, d<strong>el</strong> brazo d<strong>el</strong> monje loco.<br />

XVIII<br />

Entré en la capilla y me sumergí en la penumbra fresca y perfumada. Nadie había en <strong>el</strong>la. Los<br />

cand<strong>el</strong>abros de bronce daban muy débil luz. Finamente labrado, <strong>el</strong> iconostasio ocu¬paba todo <strong>el</strong><br />

fondo, simulando un parral de oro cargado de racimos. Los muros de arriba abajo mostraban<br />

frescos semi¬borrados, con figuras de impresionantes ascetas, de Padres de la Iglesia, de las<br />

escenas dolorosas de la Pasión, de áng<strong>el</strong>es robustos y severos, cuyos cab<strong>el</strong>los estaban sujetos con<br />

anchas cintas c<strong>el</strong>estes y rosadas que la humedad había desteñido.<br />

Arriba, en la bóveda, la Virgen tendía los brazos, implo¬rante. Frente a <strong>el</strong>la, una pesada lámpara<br />

de plata ardía, y la luz temblorosa acariciaba blandamente <strong>el</strong> largo rostro ator¬mentado. No he de<br />

olvidar en mi vida la mirada triste, los labios fruncidos y entreabiertos, la barbilla robusta y<br />

enérgica de aqu<strong>el</strong>la imagen. «He aquí», me dije, «a la Madre plena¬mente satisfecha, plenamente<br />

f<strong>el</strong>iz, aun en medio de su con¬goja torturadora, pues sabe que de sus entrañas perecederas ha<br />

surgido algo que ha de ser inmortal.»<br />

Cuando crucé de nuevo <strong>el</strong> umbral de la capilla, ya se ponía <strong>el</strong> sol. Me senté al pie d<strong>el</strong> naranjo<br />

florecido, sintiéndome con ánimo jubiloso. La cúpula se teñía de rosa como lamida por las<br />

primeras luces d<strong>el</strong> alba. Los monjes retirados en sus c<strong>el</strong>das, descansaban. Esta noche no<br />

dormirían; <strong>el</strong> descanso de ahora les daría fuerzas para la cercana ceremonia: dentro de poco<br />

iniciaría <strong>el</strong> Salvador sus pasos d<strong>el</strong> Calvario y <strong>el</strong>los habían de acompañarlo hasta <strong>el</strong> Gólgota. Dos<br />

marranas ne¬gras de rosadas mamas dormían, echadas junto a un algarrobo, los palomos, en los<br />

tejados, hacían la rueda y arrullaban.<br />

«¿Hasta cuándo», pensaba, «me será dado vivir y gozar de la tierra, d<strong>el</strong> aire, d<strong>el</strong> silencio y d<strong>el</strong><br />

perfume d<strong>el</strong> naranjo en flor?» Un icono de san Baco, que había contemplado en la capilla, me<br />

embargó <strong>el</strong> corazón de intensa alegría. Todo aqu<strong>el</strong>lo que más hondamente me conmueve, unidad<br />

de deseo, consecuencia en <strong>el</strong> esfuerzo, lo había hallado de nuevo en él. ¡Bendito sea <strong>el</strong> gracioso<br />

icono d<strong>el</strong> efebo cristiano cuyos cabe¬llos rizados caen sobre la frente cual racimos negros!<br />

Dioni¬sios, <strong>el</strong> hermoso dios d<strong>el</strong> vino y d<strong>el</strong> éxtasis, y san Baco, se confundían en mi interior y tenían<br />

<strong>el</strong> mismo semblante. Bajo las hojas de la parra o bajo los hábitos d<strong>el</strong> monje, palpitaba <strong>el</strong> mismo<br />

cuerpo vibrante, tostado al sol: <strong>el</strong> de la Grecia eterna.<br />

E-Book Descargado de http://www.mxgo.<strong>net</strong> Página 162

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!