Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net
Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net
Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Le di <strong>el</strong> cigarrillo. Tendió la mano flaca, tostada por <strong>el</strong> sol.<br />
–Dame lumbre, también.<br />
Se la di; aspiró <strong>el</strong> humo hasta lo hondo de los pulmones, lo arrojó por las fosas nasales, entornó los<br />
párpados.<br />
–¡F<strong>el</strong>iz como un bajá! –murmuró.<br />
–¿A dónde vas?<br />
–Al huerto de la viuda. Dijo que me daría de comer si anunciaba lo de la oveja.<br />
Caminábamos rápidamente. Habíanse desgarrado un tanto las nubes y asomaba <strong>el</strong> sol. Toda la<br />
aldea sonreía, recién lavadita.<br />
–¿Te gusta la viuda Mimito? –preguntó <strong>Zorba</strong> con un suspiro.<br />
Mimito cloqueó:<br />
–¿Por qué no había de gustarme, amigo? ¿No salí yo igualmente de la cloaca?<br />
–¿De la cloaca? –dije sorprendido–. ¿Qué quieres de¬cir, Mimito?<br />
–Bueno, d<strong>el</strong> vientre de la madre, como cualquier otro.<br />
Quedé azorado. Sólo un Shakespeare, pensé, hubiera po¬dido dar, en los minutos de mayor<br />
inspiración creadora, con una expresión de realismo tan crudo para designar <strong>el</strong> oscuro y<br />
repugnante misterio d<strong>el</strong> parto.<br />
Posé la mirada en Mimito. Tenía los ojos grandes, extá¬ticos, un tanto turbios.<br />
–¿En qué pasas los días, Mimito?<br />
–¿En qué quieres que los pase? ¡Viviendo como un rey! Me despierto por la mañana, me como un<br />
trozo de pan. Después me ocupo en algunos trabajillos cualesquiera, en cualquier parte, cumplo<br />
algunos recados, llevo estiércol, reco¬jo bosta, tengo una caña de pescar y con <strong>el</strong>la pesco. Vivo con<br />
mi tía, la Lenio, la que adivina por agüeros. Debe usted conocerla, todos la conocen. Hasta la<br />
retrataron. Por la no¬che, me vu<strong>el</strong>vo a casa, tomo una escudilla de sopa, bebo un poco de vino, si<br />
lo hay. Si no lo hay, me harto de agua pura hasta que se me pone la panza tensa. ¡Y después,<br />
buenas noches!<br />
–¿Y no piensas en casarte, Mimito?<br />
–¿Yo? ¡Vaya ocurrencia! ¿De dónde sacas eso, viejo? ¿Que me eche encima fastidios? La mujer<br />
tiene necesidad de calzado ¿de dónde lo conseguiría yo? Mira, yo ando descalzo.<br />
–¿No tienes unas botas?<br />
E-Book Descargado de http://www.mxgo.<strong>net</strong> Página 82