13.05.2013 Views

Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net

Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net

Zorba el griego. Nik.. - Mxgo.net

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

»–Todavía no he parado de aqu<strong>el</strong>la carrera...<br />

<strong>Zorba</strong> se recostó en la pared y volviéndose hacia mí me dijo:<br />

–De tal modo me he liberado.<br />

–¿Liberado de la patria?<br />

–Sí, de la patria –afirmó con voz segura y tranquila. Luego, al cabo de un rato:<br />

»–Liberado de la patria, liberado de los popes, liberado d<strong>el</strong> dinero. Voy cribando. Y cuanto más<br />

vivo, más cuidado¬samente paso las cosas por la criba. Echo lastre. ¿Cómo te diré? Me libero, me<br />

convierto en hombre.<br />

Brillábanle los ojos, la amplia boca se abría en sonrisa de satisfacción.<br />

Después de breve pausa, reanudó <strong>el</strong> discurso; <strong>el</strong> corazón le desbordaba y no podía dominarlo.<br />

–Momento hubo en que solía decir: «Este es turco; éste otro, búlgaro; <strong>el</strong> de aquí, <strong>griego</strong>.» Yo<br />

cometí en aras de la patria hazañas que te pondrían los p<strong>el</strong>os de punta, patrón. Degollé, robé,<br />

incendié pueblos, violé mujeres, exterminé familias. ¿Por qué motivo? Por la sencilla razón de que<br />

eran búlgaros o turcos. ¡Qué asco! Vete al infierno, puerco, me digo a menudo a mí mismo<br />

reprochándome todo aqu<strong>el</strong>lo ¡puah!, vete al diablo, so bruto, ¡asnísimo asno! Ahora, en cambio,<br />

sólo digo: «Este es una buena persona, <strong>el</strong> de más allá un sinvergüenza.» Así sea búlgaro o <strong>griego</strong>,<br />

tanto me da. ¿Es bueno? ¿Es malo? Esto es lo único que pregunto hoy en día. Y a medida que<br />

envejezco, te lo juro por <strong>el</strong> pan que como, me parece que comenzaré a no preguntar si¬quiera<br />

eso. ¡Sea bueno, sea malo, a todos los compadezco, se me desgarran las entrañas si veo a un<br />

hombre, aunque en apariencias me interese tanto como <strong>el</strong> «Preste Juan de las Indias»! Lo que<br />

pienso, te lo diré patrón: este pobre diablo, también tiene que comer, beber, y amar, y morirse de<br />

mie¬do; también él tiene un dios y un diablo que se ha creado, él también ha de morir y lo<br />

pondrán rígido bajo tierra donde se lo coman los gusanos. ¡Pobre, pobre! Todos somos<br />

her¬manos. Todos pasto de gusanos. Y si se tratare de una mujer ¡oh, lo que es, entonces, me<br />

entran unos deseos locos de llorar! Tu señoría me hostiga continuamente reprochándome que me<br />

encariño demasiado con las mujeres. ¿Cómo no habría de quererlas, amigo? Si todas <strong>el</strong>las son<br />

débiles cria¬turas que no saben lo que hacen y si tú les tomas <strong>el</strong> pecho, se rinden a discreción...<br />

»–A mí me ocurrió en otra ocasión que al entrarme en una aldea búlgara, un viejo cochino que me<br />

conocía, uno de los notables d<strong>el</strong> pueblo, me denunció. Rodearon la casa en que me había<br />

refugiado. Yo me escurrí por la terraza y saltando de tejado en tejado como gato traté de huir.<br />

Alumbraba la luna, me vieron, persiguiéronme a tiros de fusil. ¿Qué hice, entonces? Me dejé caer<br />

al patio interior de una casa, donde una mujer búlgara estaba durmiendo. Se irguió en camisa al<br />

notar mi presencia y abrió la boca para gritar; pero yo tendí los brazos diciéndole en voz baja:<br />

«¡Por favor, por favor, calla!», y le puse las manos en <strong>el</strong> pecho. La mujer empalideció, desfallecida.<br />

»–«Entra», me dijo quedamente, «entra, que no nos vean...»<br />

E-Book Descargado de http://www.mxgo.<strong>net</strong> Página 184

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!