08.01.2015 Views

1i9samB

1i9samB

1i9samB

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

capítulo iii. siglo xviii<br />

documentos y pidió informes acerca de las condiciones de los sitios sugeridos por<br />

De Croix, y concluyó que el proyecto de “artillar” San Juan de Ulúa y de fabricar<br />

cañones para todas las fortalezas del virreinato, que además se deberían llevar a<br />

otras plazas de América, requería ubicar la nueva fundición en un lugar que ofreciera<br />

una fácil salida. Rápidamente consultó el asunto con el ingeniero Manuel<br />

de Santiesteban, quien visitó, antes de dar su informe, los lugares que en 1722 se<br />

consideraban aptos: las villas de Orizaba, Córdoba y Medellín, por estar cercanas<br />

a Veracruz, así como Atzala y Altotonga, al norte de Perote, lugares desde los que<br />

podrían abrirse caminos hasta Santa María de Tlapacoyan, cuyo río desaguaba en<br />

la barra de Nautla, al norte de Veracruz. Una vez concluido un minucioso estudio,<br />

se escogió Orizaba, pues sus caminos de acceso podrían convertirse en rutas<br />

comerciales para el comercio con México, Puebla y otras ciudades. El expediente<br />

respectivo viajó a España, pero con la lentitud acostumbrada de respuesta y por el<br />

costo estimado de 620 222 pesos, la Corona se inclinó por el proyecto de Manila,<br />

el cual serviría a la vez para fabricar “la del nuevo castillo de Acapulco.”<br />

Su interés por Veracruz era poco, pues desde antes de recibir el mando, su presencia<br />

en el puerto de Veracruz sirvió para inspeccionar detenidamente la planta de<br />

emplazamiento así como las obras terminales y en proceso de San Juan de Ulúa. La<br />

impresión que tuvo fue poco favorable, por lo que a partir de ese momento se propuso<br />

que el fuerte se enmarcara en una construcción a la altura de las circunstancias,<br />

para lo cual convocó a una junta de técnicos en Veracruz. Los proyectos que vinieron<br />

de gente calificada en este tipo de obras requerían tiempo para ser estudiados, por<br />

lo que la selección no resultó tan rápida como se esperaba, ya que se debían analizar<br />

medidas exactas de la anchura y profundidad del foso, la altura de las murallas, la<br />

longitud de los flancos de cada baluarte y el orden en que debían ejecutarse sin que el<br />

castillo quedara indefenso en ningún momento. El proyecto seleccionado contempló<br />

todos estos temas con un costo de 1 647 682 pesos, 1 real y 6 granos. Después<br />

de revisar el monto se envió a la Corona la documentación y los planos del proyecto,<br />

los que se retornaron con aprobación completa y una asignación para las obras de<br />

200 000 pesos anuales. Las obras dieron comienzo el 6 de noviembre de 1775 con<br />

la construcción del flanco del baluarte Santiago, aunque el avance fue lento en gran<br />

parte por la falta de ingenieros militares. El Consejo de Indias, con anuencia del rey,<br />

envió a la Nueva España a un afamado ingeniero, Ramón Panón, y a otro, Carlos<br />

Duparquet. Sin embargo, las obras seguían avanzando con lentitud desesperante,<br />

pues a dos años de empezar, apenas se habían concluido las reformas de los baluartes<br />

Santiago y Soledad, así como sus cortinas contiguas pero sin progreso alguno en<br />

259

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!