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e historia<br />

Ingeniería en México<br />

ería en México<br />

México<br />

400 años de historia<br />

n México<br />

Ingeniería en México<br />

400 años de historia<br />

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400 años de historia<br />

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400 años<br />

Martín<br />

de historia<br />

de Mayorga<br />

400 años de historia<br />

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400 años de historia<br />

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Ingeniería en México<br />

400 años de historia<br />

(1779-1783)<br />

400 años de historia<br />

Ingeniería en México<br />

400 años de historia<br />

ería en México 400 años de historia<br />

Ingeniería en México<br />

400 años de historia<br />

Ingeniería en México<br />

400 años de historia<br />

A<br />

la muerte de De Bucareli los oidores le enviaron una carta a don<br />

Martín de Mayorga, que en esos momentos gobernaba Guatemala,<br />

para informarle del pliego de mortaja donde Carlos III lo<br />

designaba como virrey.<br />

Una vez enterado de ello y urgido por el panorama político europeo, el cuadragésimo<br />

séptimo gobernante real se presentó en la capital de la Nueva España el 23 de<br />

agosto de 1779 dispuesto a ejercer sus funciones de inmediato.<br />

Sin embargo, así como de tranquilo había sido el gobierno del virrey De Bucareli,<br />

fue de agitado y penoso el de De Mayorga, en buena parte por el estallido<br />

de la guerra angloespañola, que le obligaba no solo a defender el extenso territorio<br />

virreinal, sino también a auxiliar con recursos otras posesiones de la Corona.<br />

El virrey poseía la suficiente calidad administrativa que se requería: era activo,<br />

honrado, enérgico y, a la vez, modesto, cualidades que mientras más reconocía<br />

Carlos III, más le indignaban al ministro de Indias, José de Gálvez; situación que<br />

no le importaba ante la urgencia de dictar providencias para la defensa del virreinato<br />

y el auxilio a los gobernadores de La Habana, Luisiana y Yucatán.<br />

Solo que, en medio de sus esfuerzos por cubrir las demandas reales y de su<br />

empeño de aumentar el ejército y proporcionar los recursos necesarios, apareció a<br />

nivel territorial una espantosa epidemia de viruela.<br />

Los hospitales resultaron insuficientes e incapaces de atender un volumen exponencial<br />

de afectados que acudían a ellos en busca de auxilio; de ahí su necesidad<br />

de ampliarlos primero y después de fundar otros.<br />

Las calles de las principales ciudades estaban desiertas. Los vecinos no se atrevían<br />

a salir de sus casas por temor al contagio. Por todas partes se oían clamores,<br />

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