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Tomo I

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de Molière, esto es, los italianos lo son porque comparten elrasgo de la italianeidad. En este esfuerzo se seleccionan gruposde personas que son denominadas cultura, de modo depertenecer a una o a otra, incluso se muestra a los individuosdifiriendo de 0tros. La cultura es como una esencia que sitúa aciertas personas en un tipo o en otro. (Valsiner, 2000)Por el contrario, en la psicología del desarrollo fundada porVigotsky, la definición de cultura inicia la ruptura con el sentidocomún. Básicamente, el significado es equivalente al significadode las palabras, habida cuenta de su interés en establecer lacreación de la “técnica cultural de los signos”, lo que los signosle hacen a la mente. Claramente, ha traducido el término provenientedel sentido común a un concepto formulado al interiorde un sistema de proposiciones sustantivas acerca de un sectordel mundo psicológico. El concepto adquiere aquí una funcióncrucial: permitir la explicación genética de los procesos psíquicossuperiores, justificándose suficientemente que el desarrollopsicológico no puede ser pensado por fuera de las herramientassimbólicas. De otra manera, es enteramente plausible quela cultura como instrumento simbólico funcione como un mediadorindispensable para pensar la emergencia de las funcionespsicológicas superiores. Sin duda, la definición -apenasesbozada aquí- adolece de una serie de limitaciones, por ejemplo,es demasiado homogénea y no da lugar a los aspectos institucionales.Sus discípulos Cole o Wertsch han avanzado en sureorganización para adecuarla a las nuevas demandas de lainvestigación (Castorina, Barreiro, Toscano y Lombardo, 2007).LOS PRESUPUESTOS FILOSÓFICOSEn convergencia con la vaguedad del término usualmente empleadopor los psicólogos, se puede identificar otro obstáculoepistemológico en la constitución del concepto de cultura: eldualismo y el reduccionismo, vigentes en la cultura modernacomo “el aire que aún se respira” en el mundo académico.Por un lado, la psicología transcultural ha heredado el espíritudel positivismo y el empirismo. De manera general, y siguiendolas huellas del pensamiento de Durkheim y de la antropologíade Kroeber, se consideró a la cultura como algo puramenteexterno que impacta sobre los individuos. En ocasiones, se hapropuesto una versión prácticamente “eliminativista”, derivadaquizás de la elusividad que muestra la noción. Aquí la culturaes tratada únicamente como un conjunto de variables exteriores,y la investigación debería ocuparse de describir lasdiferencias entre los comportamientos de los miembros de las“culturas” como variables dependientes.. Si bien tal perspectivapuede haber producido algunos datos y aún hipótesis verificablessobre ciertos fenómenos, la tesis de adecuación para todaslas variaciones culturales es insatisfactoria (Jahoda, 1993).Justamente, el desconocimiento de las mediaciones entre lacultura y los individuos es un efecto de la intervención deldualismo filosófico.Por otro lado, en la psicología y antropología naturalistas(Cosmides y Tooby, 2002; Sperber, 2002) la mente del niño esinterpretada como un sistema autosuficiente con una arquitecturade capacidades derivadas de la evolución. En estaperspectiva, la cultura solo juega un rol secundario, ya que eldiseño del aparato cognitivo proviene de los genes: solo suministrainputs para su funcionamiento, sin intervenir en su modificación.Según Seperber, además de los módulos que procesaninformación según su función biológica, hay un dominiocultural que procesa informaciones que superan al dominiopropio. ¿Pero qué es la cultura en este enfoque? Son las representacionesproducidas por los individuos que se almacenany transmiten a otros, una cadena pública de representaciones,sean producciones verbales o textos. Para una ciencianaturalista, la cultura sería la totalidad de las representacionesindividuales distribuidas y que se contagian en la sociedad.La naturalización equivale a un enfoque individualista que reducelas instituciones sociales a las representaciones contenidasen los relatos de los individuos y a una psicologización dela antropología. La pretensión de evitar el relativismo de la inconmensurabilidadde las culturas en nombre de la universalidadhumana paga un alto precio: reduce la cultura a representacionesindividuales y la imposibilidad de pensar las transformacionesdel aparato mental en las prácticas sociales.Ahora bien, los psicólogos culturales -desde Vigotsky- hanelaborado una teoría que supone otro presupuesto filosóficoque no determina las investigaciones pero las condiciona: unainterrelación entre individuo y cultura, entre naturaleza y cultura.Por una parte, se ha tomado distancia de la psicología quepretende que la experimentación da respuesta a todos los problemasde la investigación, sin por ello abandonar los estudiosempíricos, en este caso de la cultura en desarrollo. La posiciónes nítidamente diferente de la psicología transcultural y delnaturalismo: la cultura no está fuera de la vida psicológica ni lees solamente “interior”. La tesis es la interpenetración entremente y cultura, un sistema de relaciones constitutivas entrelas herramientas semióticas y las actividades individuales. Eneste sentido, adquiere relevancia metodológica “la unidad deanálisis” dialéctica que ha hecho posible la construcción de lateoría que pone consistentemente a la cultura en el corazón dela vida psicológica individual. La misma perspectiva hizo posible,la interpretación de las complejas interrelaciones entre losprocesos naturales y culturales en la conformación de la vidapsicológica superior, pero sin determinar la investigaciónempírica.BIBLIOGRAFÍACASTORINA, J.A. (2007) “Introducción” a J. A. Castorina y colaboradores:Cultura y Conocimiento Social. Desafíos a la Psicología del Desarrollo. BuenosAires. AiquéCASTORINA, J.A.; BARREIRO, A.; TOSCANO, A.G.; LOMBARDO, E. (conla colaboración de A. Horn) “La cultura en la psicología del desarrollo. Unarevisión crítica”, en Cultura y Conocimiento Social. Desafíos a la Psicologíadel Desarrollo. Buenos Aires. AiquéCOSMIDES, L. y TOOBY, J. (2000) “Orígenes de la especificidad de dominio:la evolución de la organización funcional”, en L.Hirschfeld y S. Gelman(Comps) Cartografía de la Mente. Barcelona. GedisaEAGLETON, T. (2002) La idea de cultura. Buenos Aires. Paidós.JAHODA, G. (1993) “The colour of a chameleon: perspectives on conceptsof “culture”, Cultural Dinamics, 5,3, 275-285.SPERBER, D. (2000) “La modularidad del pensamiento y la epidemiologíade las representaciones”, en Cartografía de la Mente. Barcelona. GedisaVALSINER, J. (2000) Culture and Human Development. London: Sage.583

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