Untitled - Folklore Tradiciones
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Temas de Patrimonio Cultural 4<br />
globalmente a ciertos grupos (políticos) y personalidades de la escena pública<br />
(Menem y Maradona, paradigmáticamente). En una apreciación general las<br />
respuestas permitieron advertir que los hablantes tienden a considerar como<br />
incorrectos los rasgos marcadores de grupo (sea de jóvenes, de extranjeros, e<br />
incluso los “de moda”). Y así como parece aceptable que los grupos se identifiquen<br />
o posean marcas lingüìsticas de pertenencia, la noción de corrección que se<br />
induce de las respuestas parece exigir la posesión de recursos lingüísticos que<br />
permitan al hablante expresarse con adecuación a las distintas situaciones<br />
comunicativas.<br />
En otra contribución presentada el año pasado (“La gramática en una<br />
encuesta sobre actitudes lingüísticas”. Congreso Internacional La Gramática :<br />
modelos, enseñanza, historia. Instituto de Lingüística, Facultad de Filosofía y<br />
Letras, UBA, 1999) sumamos al examen de esas mismas preguntas las 38 (¿En<br />
qué nota que una persona habla bien?), 39/41 (¿Hay lugares en la Argentina<br />
o en otros países donde se habla mejor que aquí? En caso de respuesta<br />
afirmativa:¿Dónde? ¿Por qué, o en qué lo nota?), las 42/44 (¿Hay lugares<br />
en la Argentina o en otros países donde se habla peor que aquí? En caso de<br />
respuesta afirmativa:¿Dónde? ¿Por qué, o en qué lo nota?), las 45/46 (La<br />
forma de hablar de los españoles es, comparada con la nuestra: ¿diferente<br />
o igual? Si es diferente, ¿es mejor, peor o igual?), y las 50/52 (¿Corrige Ud. o<br />
su esposo/a- (corrigió o corregiría) a sus hijos la forma de hablar? En caso<br />
afirmativo: ¿Qué les corrige?). Cuantificadas las respuestas que permiten<br />
identificar rasgos lingüísticos referidos al bien y al mal hablar en forma general y<br />
en la diatopía, pudimos advertir en primer lugar que un número muy considerable<br />
de las que son denotadoras del bien hablar aluden a rasgos formales de la<br />
lengua desde una perspectiva que podemos denominar estético-normativa,<br />
mediante adjetivos como “claro”, “elegante”, “correcto”, “formal”, “puro”,<br />
“sencillo” o expresiones referidas a quien habla, del tipo “sabe expresarse”, “tiene<br />
una expresión correcta”, “habla con modales”, “habla con más propiedad”, “es<br />
respetuoso”, “no es vulgar”, “no es agresivo”; en este mismo dominio es recurrente<br />
la referencia positiva a la cohesión y coherencia del discurso expresada a través<br />
de sintagmas como “profundidad en el contenido”, “se les entiende”, “hablan<br />
claro”, y la ya comentada adecuación al registro manifiesta en respuestas como<br />
“hablan con más propiedad de algunas cosas”, “utilizan las palabras correctas”,<br />
“no son desubicados”, etc. Complementariamente se condenan como propios<br />
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