Untitled - Folklore Tradiciones
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Temas de Patrimonio Cultural 4<br />
habla “bien” o “mejor”);<br />
d) el nivel específicamente gramatical es mayormente aludido en el<br />
reconocimiento de rasgos del mal hablar referidos a la conjugación: con relación<br />
a ella identifican la incorrecta paragoge de -/s/ en las formas verbales de la<br />
segunda persona del singular del pretérito perfecto simple (“vistes”), y el uso<br />
errado de los tiempos en las prótasis de los períodos condicionales. Con sentido<br />
unánimemente negativo y marcado, y un porcentaje que llega al 24 % de los<br />
rasgos caracterizadores lingüísticos para los lugares donde se habla peor, se<br />
destaca la mención de la interferencia lingüística (en aseveraciones como “tienen<br />
influencia de otras lenguas”, “mezclan palabras del guaraní y del español”),<br />
fenómeno que es con preferencia atribuido a los hablantes provenientes de países<br />
limítrofes (bolivianos y paraguayos), fenómeno sobre el que volveremos.<br />
La consideración del idioma como patrimonio, lema bajo el cual han sido<br />
convocadas las presentes Jornadas, y la explícita intención de promover estrategias<br />
de protección y difusión de nuestro idioma, nos instó a re-examinar las respuestas<br />
a algunas de las preguntas ya señaladas en procura de precisar y evaluar<br />
cuantitativamente algunas convicciones colectivas del hablante de nuestra Ciudad.<br />
Incluimos en nuestro presente análisis la denominación que los encuestados<br />
dan al idioma en que se expresan. A la pregunta 28 (“¿En qué idioma está<br />
hablando Ud. ahora?”) un contundente 79,9% optó por “castellano” o “español”,<br />
con clara preferencia por la primera forma. No obstante, creemos interesante<br />
destacar que un 17,5 % prefirió la denominación “argentino”. Interrogados sobre<br />
si era posible llamarlo de otra manera, un 49% respondió por la afirmativa, y de<br />
ellos un 19,3 % denominó nuestro idioma “argentino”, y en medida decreciente<br />
“lunfardo” o “porteño”. De las razones aducidas para sus respuestas destacamos<br />
que la variedad llamada “lunfardo”, en consonancia con el ya señalado rechazo<br />
por lo marcado, fue vista negativamente en forma casi unánime y caracterizada<br />
como “mezcla”, forma “deformada”, “al revés”, “chapurreo” y como carente de<br />
norma ortográfica.<br />
A la pregunta ya aludida sobre si se habla mejor en otro lugar, las respuestas<br />
afirmativas resultaron cuantitativamente muy próximas a las negativas (56% y<br />
50,7%, respectivamente). De quienes respondieron por sí, un 23% señaló España<br />
como sede de ese privilegio, frente a un 33% que mencionó distintas provincias<br />
del interior, con una detectable preferencia, cuando se las individualizó, por las<br />
correspondientes al noroeste. Un 35,6% de los encuestados respondió que existen<br />
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