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pero con pocas credenciales, lo que hace que los centros generativosde debate sobre la especie se encuentren en tomoa estas mujeres euroestadounidenses blancas. Yo no creoque ellas sean las mejores en las sagas de los langures solamenteporque éstos las atraen de alguna manera. Las mujeresde raza blanca existen en gran número en la primatología,ocupando todas las posiciones posibles en varios estamentos,y han cambiado de manera colectiva las reglas de lalógica implícita y explícita de las historias. Ya no es científicamenteaceptable hablar de modelos animales para unaforma humana de vida sin considerar las actividades femeninae infantil junto con la masculina. Este resultado pareceser el complejo producto de un movimiento femenino mundialy de fenómenos hechos visibles por prácticas sobre elterreno y en el laboratorio de primatología por hombres ymujeres culturalmente específicos. No han sido sólo las mujerescuya práctica científica ha respondido a la historia reciente.¿Qué serían las historias en un terreno de prácticasgenuinamente multiracial?Las mujeres científicas no producen historias más bonitasy menos naturales que los hombres, sino sus propias historiasen la práctica científica social, pública y llena de reglas.Colaboran en la creación de las reglas; es un asuntomundano que requiere la energía de las vidas concretas delas mujeres. La responsabilidad de la calidad de las historiascientíficas, del significado de las historias comparativas, delestatuto de modelos, tiene muchas facetas, no es mística yestá abierta en potencia a mujeres ordinarias de dentro y defuera de la ciencia. Ignorar o no comprometerse en el procesosocial de hacer ciencia a la espera de usar bien o de excedersecon los resultados del trabajo científico es algo irresponsable.Creo que es incluso menos responsable en las actualescondiciones históricas ir a la búsqueda de historiasanticientíficas sobre la naturaleza que idealicen a las mujeres,a la lactancia o a cualquier otra entidad supuestamentelibre de polución masculina teñida de enfrentamientos. Lashistorias científicas tienen demasiado poder como mitos públicosque afectan nuestras vidas. Además, son interesantes.178Mi moraleja es que las feministas deberían competir enel terreno de las díferencias contando historias que fijen lascondiciones históricas necesarias para imaginar argumentos.Debería quedar claro que la naturaleza del feminísmono es menos importante que los hábitos sociales de los langures.La afirmación de la solapa de Harvard UniversityPress de que simplemente el situar a las mujeres en posiciónde dar explicaciones es, en cierto sentido, feminista parecetener un ápice de verdad. Pero no sirve cualquier historia. Elsentido que da Hrdy a nuestras ilusiones de vida social nome conviene. Las díferencias importan.Las explicaciones de la fisiología sexual de la mujer sonun buen ejemplo de las historias que se han centrado en ésta,pero continúan dándole supremacía al hombre. Menos celoen el linaje de los hominídos ha formado parte de la explicaciónde la sociedad primate por mucho tiempo. O bien menoscelo en las mujeres que necesitaban explicar, ya que lasdíferencias se sitúan en el ámbito de nuestras narrativas.Solly Zuckerman, un padre importante de la primatología,siguió el ejemplo de sus padres, desde Aristóteles hasta losnaturalistas del siglo XIX elogiados por Hrdy: el modelo sexualfemenino era de control masculino sobre la mujer. Zuckermandío una explicación biológica funcional. Así, para ély para todos en estas comunidades narrativas hasta hacemuy poco, los ciclos menstruales sin celo de la mujer permitíana los hombres contar con la fidelidad sexual femenina,es decir, con mujeres sin ciclos de hambre sexual cuando elvarón poseedor estaba fuera haciendo cultura al cooperarcon otros hombres. En 1967, un hijo del linaje patrílineal deWashbum, Donald Lindberg, señaló el hecho, conocido desdeDarwin, de la selección sexual femenina, es decir, que lashembras animales generalmente determinan con quién seaparearán. Lindberg situó este principio en el contexto de losdebates sobre la fisiología y la evolución de los primates.Unos pocos años más tarde una hija, Adrienne Zihlman,tomó el elemento de Lindberg y lo entrelazó en una historiasobre las condiciones fisiológicas para la evolución de laforma de vida humana, la cual dependía de un control más179

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