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Ogunyemi trataba de distanciarse de la etiqueta «feminista»para asociarse a la de «mujerista». Para ello decía que habíadesarrollado ese término de forma independiente y que luegosupo que Alice Walker también lo utilizaba. Ogunyemimostraba un mapa arqueológico de la literatura de mujeresanglófonas africanas y afroestadounidenses desde el finalde las colonizaciones, más o menos a partir de 1960. Elmapa conducía a un lugar de esperanza política llamadomujerismo. Ogunyemi utilizaba la palabra para designar a lamujer comprometida con la supervivencia yla totalidad de«todas las gentes», hombres y mujeres, de Africa y de losafricanos de la diáspora. Localizó su discurso sobre Emechetaen la diáspora que enlazaba las literaturas anglófonasafrocaribeñas, afroestadounidenses y africanas. Ogunyemiseñalaba que una mujerista representa un momento particularde madurez que afirma la unidad de todas las gentes medianteuna exploración a todos los niveles de las experienciasde las mujeres como «madres de todos». La madre queenlaza las heridas de un pueblo disperso era una imagen importante,poderosa para el movimiento mujerista, lejos delchauvínísmo masculino negro y del negativismo, de la iconoclasiay de la inmadurez feministas.Pero la imagen principal de Ogunyemi resultaba algooblicua con respecto a la de esa madre: se trataba de unamujer casada. Ogunyemi leyó la ficción desde los años sesentapara reconstruir las relaciones de las mujeres en ladiáspora como «esposas cooperativas, amigables, con unmarido invisible» (1985, pág. 74). En su arqueología de laliteratura afroestadounidense y africana que encuentra lashuellas del mujerismo en las precursoras-escritoras negras,Ogunyemi rechazó a Emecheta. Su ficción no sublímabaelmatrimonio como la imagen de la madurez total que pudieserepresentar internacionalmente la unidad del pueblo negro.Muy al contrario, las exploraciones de Emecheta tratabanfrecuentemente del fracaso del matrimonio. Especialmente,en vez de recuperar a la poligamia como una imagenpara el movimiento liberatorio de la mujer, Emecheta describíatal práctica como una «institución decadente» que de-200saparecería cuando «las mujeres llegaran a ser más educadasy libres para poder decidir por ellas mismas» (Bruner,1983, pág. 49). La ficción de Emecheta contempla críticamenteel matrimonio, incluso cuando lo defiende como enThe Double Yoke. Considerando rebeldes a los personajesde la novelista, Ogunyemi trata con saña la relación ficticiay personal de Emecheta con el matrimonio, afirmando queempezó a escribir «después de un desastre matrimonial»,que su escritura feminiza al hombre negro y que termina pormatar a sus heroínas cuando nacen, mediante la esclavituddel matrimonio, la locura o el abandono por parte de sus hijos.Ogunyemi llegó incluso a decir que «la destrucción quehace Emecheta de sus heroinas es un rasgo feminista quepuede ser parcialmente atribuido al narcisismo por parte dela escritora» (1985, pág. 67).En la práctica política, Emecheta se alió con las feministasirlandesas y británicas y desarrolló un discurso internacionalmuy diferente de la descripción que hacía Ogunyemidel mujerismo. Además de criticar el discurso de Emechetaen relación con el matrimonio, Ogunyemi recalcó el hechodel exilio de ésta. Tras vivir en el extranjero durante más deveinte años, Emecheta regresó a Nigeria en 1980-81 paraenseñar en la Universidad de Calabar. Sobre esta ocasión,Ogunyemi problematizó la «autenticidad» de Emechetacomo escritora emigrante que regresaba. En la arqueologíaque hace Ogunyemi de la literatura anglófona africana, elsocialismo, el feminismo y el lesbianismo aparecían explícitamentepara un momento de inmadurez, quizás recuperablesmás tarde, pero por entonces no eran incorporables alas voces de las «esposas cooperativas» que estaban situadascomo la normativa de la unidad de las mujeres negras. Elmujerismo significaba que las demandas de «cultura» ibanpor delante de las de «política sexual». Debido a esta relación,para la escritora mujerista, que no había olvidado lasiniquidades del patriarcado, «las sociedades africanas de linajematerno y polígamo son fuentes dinámicas para la novelamujerista» (1985, pág. 76); Ogunyemi proponia una lógicade inclusión y exclusión en un canon literario naciente201

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