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munerado, la división del trabajo incluía también las categoríasde trabajo excluidas y no historiadas por Marx y Engels,es decir, tener y criar hijos, cuidar enfermos, cocinar, hacerlas labores de la casa y los trabajos relacionados con el sexo,como la prostitución, si se quería traer el género y la específicasituación de las mujeres al centro del análisis materialistahistórico. En esta teoría, puesto que la división genéricadel trabajo era asimismo la primera división del trabajo,una debe hacer un estado de cuentas del nacimiento de lasociedad de clases a partir de los cambios en la división genéricadel trabajo. Tal análisis no propone que todas las mujerestienen una situación común y unificada, pero sitúa enel centro las posiciones históricamente diferenciadas de lasmujeres. Si el capitalismo y el patriarcado son un sólo sistema,llamado patriarcado capitalista, entonces la lucha contralas opresiones de clase y de género debe ser unificada. Lalucha es la obligación de hombres y mujeres, aunque la organizaciónautónoma de éstas continuaría siendo una necesidadpráctica. Esta teoría es un buen ejemplo de los enfoquesmodernistas fuertemente racionalistas, para los que lasmaniobras «posmodemas» de desmembramiento de las metáforasde sistemas sencillos a favor de complejos terrenosabiertos de juegos entrecruzados de dominación, de privilegioy de diferencia parecen muy amenazadores. El trabajode Young (1981) fue asimismo un buen ejemplo del poderde los enfoques modernistas en circunstancias específicaspara proporcionar una dirección política.Al explorar las consecuencias epistemológicas de unmaterialismo histórico feminista, Nancy Hartsock (1983a,b) se centró también en las categorías que el marxismo nohabía sabido historizar: (a) el sensual trabajo de las mujeresal hacer seres humanos mediante la educación de los hijos y(b) todos los distintos trabajos de cuidado y subsistenciarealizados por las mujeres. Pero Hartsock rechazaba la terminologíade la división genérica del trabajo en favor de divisiónsexual del trabajo, con vistas a poner en evidencia lasdimensiones corporales de la actividad de las mujeres. Hartsockcriticaba también la formulación de Rubín del sistema236del sexo/género porque daba demasiada ímportancia al ~i~temade íntercambío de parentesco a expensas de un análisísmaterialista del proceso del trabajo, que creaba la basepara la construcción potencial porparte de las mujeres de unpunto de vista revolucionario. Hartsock se ba.saba en versionesdel humanismo marxista ancladas en la histona de la autoformaciónde las sensuales mediaciones de naturaleza yhumanidad a través del trabajo. Al mostrar cómo las vidasde las mujeres diferían sistemáticamente de las de los hombres,trataba de establecer las bases de . un.,punto de. vista ., materialistafeminista que sería una posicton y una vrsion comprometidas,desde las cuales las relaciones r~ales de dominaciónpodrían ser desenmascaradas y p~?ria lucharse ~oruna realidad liberadora. Pedía la exploración de las relacionesentre la abstracción del intercambio y la masculinidadabstracta en los sistemas hostiles de poder que caracterizana los mundos falocráticos. Otras feministas marxistas hancontribuido a versiones entrelazadas e independientes de lateoría del punto de vista feminista, en donde el debate sobrela división del trabajo según el sexo/género es un punto central.Muy importante para este debate es una progre~lva problematizaciónde la categoría trabajo, o sus extensiones ensignificados marxisto-feministas de reproducción, como esfuerzospor teorizar la función activa y la posición de la mujercomo sujetos en la historia!". Collins (1989a) adaptó lateoría del punto de vista para caracterizar.las bases de~ pensamientofeminista negro en la autodefinida perspectIva delas mujeres negras sobre su propia opres!ó~. . .Sandra Harding (1983) vio el florecimiento teon?~ feministacomo un reflejo del auge de contradicciones VIVIdasen el sistema del sexo/género, de tal manera que ahora puedelucharse por cambios fundamentales. Extendiendo el enfoquecon que abordaba el sistema de .s.exo/géne~o a. TheScience Question in Feminism [La cuestión de la CIenCIa enel feminismo] (1986), Harding resaltó tres elementos del10 Smith (1974), F1ax (1983), ü'Brien (1981), Rose, H. (1983,1986), Harding (1983).237

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