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mundos. Las feministas y otros que han sido muy activoscomo críticos de las ciencias, de sus pretensiones y de susideologías asociadas, se han separado de las doctrinas de laobjetividad científica en parte a causa de la sospecha de queun «objeto» del conocimiento es una cosa pasiva e inerte.Descripciones de tales objetos pueden parecer, o bien apropiacionesde un mundo determinado y fijo, reducido a recursopara los proyectos instrumentalistas de las destructivassociedades occidentales, o bien máscaras de intereses,generalmente dominantes.Por ejemplo, el «sexo» como objeto del conocimientobiológico aparece normalmente bajo la forma de determinismobiológico, amenazando el frágil espacio del construccionismosocial y de la teoría crítica, con sus posibilidadesacompañantes de intervención activa y transformadora,puestas a punto por conceptos feministas del género comodiferencia social, histórica y semióticamente situada. Y, sinembargo, el hecho de perder la versión biológica autoritariadel sexo, que pone en marcha tensiones productivas a causade su pareja binaria --el género->, parece ser mucho perder,parece ser perder no sólo poder analítico dentro de unatradición occidental, sino el propio cuerpo, que no es sinouna página en blanco para inscripciones sociales, incluidaslas del discurso biológico. El mismo problema de pérdidaatañe a la «reducción» radical de los objetos de la fisica o decualquier otra ciencia para los asuntos efímeros de la produccióndiscursiva y de la construcción socia}! l.Pero la dificultad y la pérdida no son necesarias. Derivanen parte de la tradición analítica que tanto debe a Aristótelesy a la historia transformadora del «patriarcado capitalistablanco» (¿de qué otra manera podríamos llamar a esaCosa escandalosa?), que transforma todo en un recurso apto11 Evelyn Keller (1987) insiste sobre las importantes posibilidadesque se abren con la construcción de la intersección entre sexo y género,por un lado, y naturaleza y ciencia por el otro. Insiste asimismo en la necesidadde mantener alguna base no discursiva en el «sexo» y en la «naturaleza»,quizás lo que yo llamo «cuerpo» y «mundo».340para ser apropiado, en el que un objeto del conocimiento noes más que materia para el poder seminal --el acto-s- delque conoce. Aquí, el objeto garantiza y refresca el poder delconocedor, pero a cualquier estatus como agente en la produccióndel conocimiento debe negársele el objeto. En breve,el mundo debe ser objetificado como cosa, no comoagente. Debe ser la materia para la autoformación del únicoser social en la producción del conocimiento, el conocedorhumano. Zoe Sofoulis (1988) identificó la estructura de estemodo de conocer en la ciencia tecnológica como «recursan>,el segundo nacimiento del Hombre mediante la homogeneizaciónde todo el cuerpo del mundo como un recursopara sus perversos proyectos. La naturaleza es sólo la materiaprima de la cultura, apropiada, reservada, esclavizada,exaltada o hecha flexible para su utilización por parte de lacultura en la lógica del colonialismo capitalista. De manerasimilar, el sexo es únicamente la materia del acto del género.La lógica produccionista parece inevitable en las tradicionesbinarias occidentales. A esta lógica narrativa analíticae histórica se debe mi nerviosismo sobre la distinción delsexo/género en la historia reciente de la teoría feminista. Elsexo es «convertido en recurso» para su re-presentacióncomo género, que «nosotras» podemos controlar. Ha parecidoprácticamente imposible evitar la trampa de una lógicaapropiacionista de dominación construida dentro de la parejabmana naturaleza/cultura y de su linaje generativo, incluyendola distinción sexo/género.Parece claro que versiones feministas de la objetividad yde la encamación --es decir, de un mundo-- tales como lasque han sido esquematizadas en este capítulo requíeren unamaniobra decepcionantemente sencilla dentro de las heredadastradiciones analíticas occidentales, una maniobra iniciadaen la dialéctica, pero que no llega a efectuar las necesariasrevisiones. Los conocimientos situados requíeren queel objeto del conocimiento sea representado como un actory como un agente, no como una pantalla o un terreno o unrecurso, nunca como esclavo del amo que cierra la dialécticaen su autoría del conocimiento «objetivo». El tema está341

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