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ción de seres humanos que inviste a los hombres con derechossobre las mujeres que no tienen sobre ellos mismos.Para sobrevivir materialmente donde los hombres y las mujeresno pueden hacer el trabajo del otro y para satisfacer estructurasprofundas de deseo en el sistema del sexo/génerodonde los hombres cambian mujeres, es obligatoria la heterosexualidad.La obligatoriedad heterosexual es, pues, fundamentalpara la opresión de las mujeres.Siel sistema de propiedad sexual fuese reorganizadode manera que los hombres no tuvieran derechos sobrelas mujeres (si no hubiera intercambio de mujeres) y sino existiese el género, el drama edipico al completo seríaunareliquia. Enunas palabras, el feminismo debe buscarunarevolución delparentesco. (Rubin, 1975, pág. 199.)Adrienne Rich (1980) teorizó también que la heterosexualidadobligatoria era la base de la opresión de las mujeres.Rich dio forma al «continuo lesbiano» como potentemetáfora que diera lugar a una hermandad femenina. Paraella, la resistencia al matrimonio en un barrido a través de lahistoria era una práctica definitoria que constituía el continuolesbiano. Monique Wittig (1981) desarrolló un argumentoindependiente en donde la opresión de las mujerestambién se basaba en la obligación fundamental de la heterosexualidad.En una exposición que sus autoras veíancomo la explicación de la decisiva ruptura con el tradicionalMouvement marxiste pour la Libération des Femmes(MLF), el grupo asociado con Wittig señalaba que todas lasmujeres pertenecen a una clase constituida por la relaciónsocial jerárquica de la diferencia sexual que da a los hombrespoder económico, político e ideológico sobre ellas(Editoras de Questionsféministes, 1980)9. Lo que constitu-9 Varias corrientes delos feminismos europeos (algunas no aceptan ladenominación) nacieron antes de los acontecimientos de mayo de 1968.La que proviene de las formulaciones de Simone de Beauvoir, especialmentelos trabajos de Monique Wittig, Monique Plaza, ColetteGuillaumin y Christine Delphy, publicadas en Questions féministes,232ye a una mujer es una específica relación de apropiación porparte de un hombre. Al igual que la raza, el sexo. es un.a formación«imaginaria» de las que producen realidad, mcluyendolos cuerpos, que son percibidos como anteriores atoda construcción. La «mujer» sólo existe como esta clasede ser imaginario, mientras que las mujeres son el productode una relación social de apropiación, naturalizada comosexo. Una feminista es alguien que lucha por las mujeres entanto que clase y por la desaparición de esa clase. La luchaclave busca la destrucción del sistema social de la heterosexualidad,porque el «sexo» es la categoria política naturalizadaen la que se basa la sociedad heterosexual. Todas lasciencias sociales basadas en la categoría «sexo» (la mayoríade ellas) deben ser derrocadas. Desde este punto de vista,las lesbianas no son «mujeres», ya que están fuera de la economíapolítica de la heterosexualidad. La sociedad lesbianadestruye a las mujeres como grupo natural (Wittig, 1981).Así, teorizada de tres formas diferentes, la retirada delmatrimonio era el centro de las visiones políticas de Rubin,Rich y Wittig en los setenta y a principios de los ochenta. Elmatrimonio encapsulaba y reproducía la relación antagonis-Nouvelles questionsféministes y Feminist Issues, y lacorriente complejamenteasociada con el grupo «Psychanalyse et Politique» y/o con JuliaKristeva, Luce Irigaray, Sarah Kofman y Helene Cixous han terudogran influencia enel desarrollo feminista internacional sobre los temasde la diferencia sexual (para resúmenes introductores, véanse Marksand de Curtieron, 1980; Gallop, 1982; Moi, 1985; Duchen, 1986). Estascorrientes merecen tratamientos más amplios e individuales, pero enelcontexto de esta entrada, dos contribuciones a las teorías del «género»de estas escritoras, profundamente opuestas entre si, dehen ser señaladas.Primero están los argumentos de Wittig y de Delphy enfavor de unfeminismo materialista, que insiste enque setrata de «dominación» node «diferencia». Segundo, tenemos las diferentes maneras con las queIrigaray, Kristeva y Cixous -situadas intertextualmente en rela~ión conDerrida, Lacan y otros- insisten enque el sujeto, que esquizas mejorabordado mediante laescritura ylatextualidad, está siempre enproceso,siempre desorganizado, que la idea de la mujer permanece siempre nocerrada ymúltiple. A pesar de su importante oposición dentro de las corrientesfrancófonas, todas estas teóricas poseen proyectos de desnaturalizacióndela«mujer» imperfectos, contradictorios y criticos.233

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