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Escritos diversos - Banco de Reservas

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<strong>Escritos</strong> <strong>diversos</strong> Emiliano Tejera<br />

los sucesores <strong>de</strong> cristóbal y Dessalines cuando antes en mar y tierra, los dominicanos habían paseado<br />

enhiesto el pabellón <strong>de</strong> la victoria, y su sangre había corrido a torrentes, para que la tierra que cubriese<br />

sus restos no fuese profanada por la sombra <strong>de</strong> una ban<strong>de</strong>ra extraña!<br />

Pero es una noble raza la viril raza española, la <strong>de</strong> entida<strong>de</strong>s más individualistas entre todas las que<br />

existen en el globo. cuando se levanta airada contra la opresión, si su tirano es omnipotente podrá<br />

cavarle tumbas; pero imponerle ca<strong>de</strong>nas, jamás. ¡Ah! Si como está poseída <strong>de</strong>l sentimiento <strong>de</strong> su libertad<br />

individual estuviera poseída <strong>de</strong>l respeto que <strong>de</strong>be tener a la <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más, y <strong>de</strong> que, fuera <strong>de</strong> casos<br />

extremos, el <strong>de</strong>recho no <strong>de</strong>be sostenerse sino con el <strong>de</strong>recho, y no con la fuerza, ¡qué gran raza sería!<br />

los pueblos que tienen siquiera una gota <strong>de</strong> esa sangre generosa no han nacido para la esclavitud. El<br />

dominicano es el hijo primogénito <strong>de</strong> los conquistadores <strong>de</strong> América, y no le extrañan las heroicida<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong> Sagunto y <strong>de</strong> numancia. Pueblo igual no pue<strong>de</strong> ser esclavo para siempre.<br />

Así lo comprendió juan Pablo Duarte, al pisar en 1834, regresó <strong>de</strong> Europa, las playas <strong>de</strong> la Patria<br />

–<strong>de</strong> la Patria no, porque entonces no tenía patria el dominicano– <strong>de</strong>l suelo esclavizado en don<strong>de</strong> perecían<br />

entre las torturas <strong>de</strong>l cuerpo y <strong>de</strong>l espíritu sus infelices coterráneos. Pero en aquella raza había<br />

fermento <strong>de</strong> héroes; en aquella tierra virgen, que recordaba la antigua Grecia, vasto campo para la actividad<br />

<strong>de</strong> un pueblo civilizado; en las ruinas, en los recuerdos, en la historia, mil excitantes energéticos<br />

con quien enar<strong>de</strong>cer el espíritu público y convertir los esclavos en ciudadanos. ¡la cuna <strong>de</strong> América<br />

<strong>de</strong>stinada a ser un jirón <strong>de</strong> África! ¡cuánto dolor para su ilustre Descubridor! ¡cuánta afrenta para la<br />

España! ¡y ellos, los <strong>de</strong>scendientes <strong>de</strong> colón, <strong>de</strong> Garay, <strong>de</strong> ojeda, <strong>de</strong> oviedo, soportarían con vida esa<br />

ignominia, cuando ocho siglos <strong>de</strong> lucha contra otra imposición africana les mostraban, a la vez que la<br />

senda gloriosa, las palmas inmortales que el <strong>de</strong>stino conce<strong>de</strong> a la virilidad y al heroísmo!<br />

Duarte aspiró a plenos pulmones el aire <strong>de</strong> la Patria, y por los poros <strong>de</strong> su cuerpo se infiltraron<br />

sus sentimientos, sus dolores, sus aspiraciones. Hubo unificación íntima, absoluta, entre él y aquella<br />

Patria adorada. lamentó con el hacendado la ruina <strong>de</strong> la finca paterna, obra <strong>de</strong> años <strong>de</strong> laboriosos<br />

esfuerzos; lloró con la madre, que al recibir en sus brazos al fruto <strong>de</strong> sus entrañas, lo bañaba con sus<br />

lágrimas, sabiendo que ese pedazo <strong>de</strong> su alma era solo un esclavo y una preocupación más; compartió<br />

las angustias <strong>de</strong>l padre, a quien <strong>de</strong>svelaban el <strong>de</strong>squiciamiento <strong>de</strong> la familia, el incierto y tal vez<br />

<strong>de</strong>shonroso porvenir <strong>de</strong> la hija, y el cierto y vergonzoso <strong>de</strong>stino <strong>de</strong>l hijo, y hasta se enorgulleció con<br />

el antiguo esclavo dominicano que, sintiéndose superior en todo a su dominador exótico, sufría con<br />

impaciencia su dominio, y anhelaba el momento <strong>de</strong> probarle, que en la tierra dominicana no había<br />

división <strong>de</strong> castas ni <strong>de</strong> condiciones, y que todos sus moradores formaban una sola familia, unida<br />

por la religión y el amor, y dispuesta a confundir sus esfuerzos y su sangre en las luchas gloriosas<br />

por la libertad.<br />

Des<strong>de</strong> ese momento el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> Duarte quedó fijado para siempre. Todo por la Patria y para la<br />

Patria. ¡nombre, juventud, fortuna, esperanzas, cuanto era, cuanto podía ser, todo lo ofrendó en aras<br />

<strong>de</strong> la tierra <strong>de</strong> su amor! las gran<strong>de</strong>s causas necesitan gran<strong>de</strong>s sacrificios, y él, puro y justo, se ofreció<br />

como víctima propiciatoria.<br />

Amor <strong>de</strong> madre, cariño <strong>de</strong> hermanas, afectos juveniles tan caros al corazón, ilusiones <strong>de</strong> perpetuidad,<br />

cimentadas en un here<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> nuestra sangre y <strong>de</strong> nuestras virtu<strong>de</strong>s ¡alejaos, alejaos para siempre!<br />

El <strong>de</strong>stino es inexorable, y el sacrificio se consumará. El entendimiento como que vislumbra a veces<br />

la razón <strong>de</strong> estos hechos, al parecer llenos <strong>de</strong> injusticia; pero el corazón, que no discurre, se acongoja<br />

fuertemente, al encontrar que la base <strong>de</strong> toda obra perdurable es el cadáver <strong>de</strong> un justo, que no participó<br />

en las prevaricaciones pasadas, ni gozará en los festines veni<strong>de</strong>ros. ¿Por qué la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia necesitó<br />

el sacrificio <strong>de</strong> un Duarte? ¿Por qué la Restauración el sacrificio <strong>de</strong> un Sánchez?<br />

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