Escritos diversos - Banco de Reservas

Escritos diversos Emiliano Tejera
derechos, sin invadir los ajenos, y solo en el caso de existir la antropofagia, aceptada por todos, sería
preciso que la ley dijera quién debe devorar a quién y en qué condiciones y circunstancias. Esos restos,
por más que parezca una puerilidad el decirlo, solo pertenecen a ojeda, y ojeda determinó con absoluto
derecho el sitio en que debían reducirse a cenizas. nadie, ni aún sus mismos herederos, podía,
sin causas gravísimas, modificar esa voluntad, que no era contraria a las leyes ni causaba perjuicios a
terceros. y si hace pocos años se exhumaron esos restos, o lo que de ellos se pudo encontrar, fue porque
el sitio en que estaban había llegado a ser impropio para tenerlos debidamente. ojeda había contado
reposar en un templo que todos respetasen: el templo se convirtió en escombros, y los escombros fueron
teatro de cuantas suciedades pueden imaginarse. Aún hoy día que ese sitio está cercado y libre de
profanaciones no es a propósito para que en él se encuentren despojos humanos. causa tristeza saber
que Don Bartolomé colón se halla en ese lugar. Sobre su tumba, que su solo nombre haría notable,
no hay sino enredaderas silvestres, y en vez de ruegos al Altísimo por el eterno descanso de los que allí
terminaron la jornada de la vida, solo se oyen de cuando en cuando en aquel triste lugar blasfemias
atroces, carcajadas a destiempo o la charla incoherente de los que por la persistencia en un tema, el
mundo llama faltos de razón.
Dicen muchos que teniendo por objeto esa traslación de restos honrar más a ojeda debe consentirse
en ella: que nosotros no podemos hacer nada ahora por el audaz aventurero y que quizás nada
haremos en ningún tiempo. Puede ser así. Pero en primer lugar nosotros no sabemos si a ojeda le
agradaría más descansar en maracaibo, honrado, que en Santo Domingo olvidado, y no sabiéndolo
no podemos contrariar su voluntad expresa, y en segundo lugar si fuéramos a aceptar como buena la
teoría de que los restos de los hombres ilustres deben estar donde puedan erigírseles monumentos
más grandiosos, desde luego debemos disponernos a entregar los de los pocos hombres célebres que
descansan en nuestro suelo. Bartolomé colón, Rodrigo de Bastidas, Gonzalo Fernández de oviedo,
el obispo Bastidas saldrían, si fuera posible obtener sus restos, del recinto de nuestros templos y
del país, porque nosotros somos pobres, y cualquiera otra nación puede honrar más su memoria,
erigiéndoles monumentos más o menos ricos. Hasta el mismo Don cristóbal colón se alejaría de su
amada Española. Está en ella, porque así fue su voluntad, favorecida por la Providencia; pero si esta
razón debe ceder ante la de la posibilidad de que otros lo honren con monumentos más valiosos, en
cualquier momento debemos entregar sus restos, si a los Estados unidos, España, italia o cualquiera
de las naciones de Sudamérica se les antojase levantarle un monumento más grandioso que el que
nosotros pudiéramos erigirle. Todas son más ricas que nosotros.
Sé bien que la voluntad de los muertos, en lo que respecta a su sepulcro, no ha sido siempre
respetada. A los reyes de Egipto no los han defendido sus gigantescas pirámides. Adriano ha visto su
tumba convertida en fortaleza. las almenas del sepulcro de cecilia metela dicen bien el destino que
le dieron los antiguos partidos italianos. las bóvedas de St. Denis no salvaron de profanación a los
restos de los poderosos reyes de Francia. Pero nosotros somos republicanos y débiles, y debemos ser
esclavos del derecho. ojeda no está ahí con su invencible espada para hacer respetar su voluntad;
pero esa voluntad, que se debía despreciar y combatir cuando solo la impulsaban las malas pasiones,
debe ser soberana para nosotros los republicanos, cuando es la emanación de un derecho. ¿no sería
un hermoso espectáculo ver que la voz de un moribundo, lanzada hace cerca de cuatro siglos, solo
porque es la voz del derecho, tiene aún fuerza bastante para que los fuertes y poderosos la acaten y
obedezcan? ¿no sería este un gran homenaje al derecho tributado por Santo Domingo y Venezuela, y
el mejor que Estados republicanos podían ofrendar a la memoria de lo bueno que ojeda pudo hacer
en su borrascosa vida?
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