Escritos diversos - Banco de Reservas
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<strong>Escritos</strong> <strong>diversos</strong> Emiliano Tejera<br />
En contestación a esta larga y juiciosa carta, Boyer mandó al general la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> reunir las divisiones<br />
<strong>de</strong>l norte en un cuerpo <strong>de</strong> ejército, tomar su mando, e invadir la parte <strong>de</strong>l nor<strong>de</strong>ste, mientras que él<br />
se dirigía personalmente a Azua, a la cabeza <strong>de</strong> las tropas <strong>de</strong>l oeste y <strong>de</strong>l Sud, la unión <strong>de</strong>bía efectuarse<br />
en San carlos, villa más alta que Santo Domingo.<br />
En la campaña <strong>de</strong> 1805, bajo Dessalines, el general Bonnet, jefe <strong>de</strong> estado mayor <strong>de</strong> Petion, había<br />
recorrido la ruta que iba a seguir el presi<strong>de</strong>nte. Entrando esta vez por el nor<strong>de</strong>ste, le importaba<br />
recoger noticias que completaran su conocimiento <strong>de</strong> esa parte <strong>de</strong> la isla, y abrió su diario. cada vez<br />
que hacía alto llamaba a los habitantes, les preguntaba sobre los pueblos y los principales establecimientos<br />
<strong>de</strong>l lugar, su posición, su distancia, y la cifra <strong>de</strong> la población; se informaba <strong>de</strong> la naturaleza y<br />
<strong>de</strong> la conformación <strong>de</strong>l suelo <strong>de</strong>l país que iba a atravesar, <strong>de</strong>l camino que iba a recorrer, comparando<br />
a cada paso los informes que había obtenido con los que recibía. Ese trabajo llevado con una atención<br />
minuciosa, le <strong>de</strong>jó la convicción <strong>de</strong> que la Parte Española toda entera no tenía <strong>de</strong> población arriba <strong>de</strong><br />
sesenta mil almas.<br />
En Santiago <strong>de</strong> los caballeros se disponía a dar reposo a su ejército, cuando los soldados <strong>de</strong>l<br />
norte, incitados por el rico botín que podían hacer en la ciudad más importante <strong>de</strong> esas comarcas,<br />
manifestaron la intención <strong>de</strong> entregarse al pillaje. Advertido <strong>de</strong> esas disposiciones, el general dio en<br />
seguida la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> marchar; las tropas se negaron a obe<strong>de</strong>cer. colocándose a la cabeza <strong>de</strong> la artillería,<br />
Bonnet tomó posesiones frente a la primera división, hizo cargar sus cañones con metralla y mandó<br />
el <strong>de</strong>sfile. las columnas se inmutaron y la ciudad se salvó.<br />
Según las instrucciones, Bonnet se <strong>de</strong>tuvo en San carlos, y una vez reunidos los dos cuerpos <strong>de</strong><br />
ejército el presi<strong>de</strong>nte se presentó a las puertas <strong>de</strong> Santo Domingo. Al remitirle las llaves <strong>de</strong> la ciudad,<br />
núñez <strong>de</strong> cáceres le <strong>de</strong>claró en su alocución que la revolución no había sido hecha a su favor y que<br />
se sometían a la fuerza. Esta protesta que era <strong>de</strong> mal augurio, confirmó en sus opiniones al general<br />
Bonnet, que se encontraba cerca <strong>de</strong>l presi<strong>de</strong>nte.<br />
Sin embargo, tratando <strong>de</strong> ganarse a los habitantes puso todo su empeño en garantizarles sus<br />
bienes. Declaró, por una or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l día que sería fusilado cualquiera que le tocara a la propiedad <strong>de</strong><br />
los españoles. El presi<strong>de</strong>nte iba a poner en ejecución este <strong>de</strong>creto, cuando el arzobispo se le presentó<br />
implorando su gracia.<br />
El pabellón <strong>de</strong> la República flotaba en Santo Domingo, pero la clase más distinguida <strong>de</strong> la población<br />
quedaba siéndonos contraria. En sus filas se operó una fuerte emigración. Hasta el arzobispo no<br />
tardó en refugiarse en la isla <strong>de</strong> cuba.<br />
la brutalidad <strong>de</strong> nuestro sistema militar <strong>de</strong>scontentó pronto a los españoles. De todos los oficiales<br />
llamados a ejercer mando en el Este, solo jacques Simón supo atraerse el afecto <strong>de</strong> los habitantes<br />
i<strong>de</strong>ntificándose con sus costumbres.<br />
En todas partes no hicimos más que <strong>de</strong>struir, ni una institución útil pudo escaparse. Disolvimos<br />
hasta la universidad, que ofrecía a la juventud una instrucción conveniente. los sacerdotes nos habían<br />
sido contrarios en el curso <strong>de</strong> nuestra revolución y por eso merecieron nuestra <strong>de</strong>sconfianza. Se hablaba<br />
<strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong> un clero nacional para Haití; el <strong>de</strong> Santo Domingo se componía <strong>de</strong> naturales, y podía,<br />
con una dirección pru<strong>de</strong>nte, darnos los elementos para crearlo, no supimos sacar partido <strong>de</strong> esto.<br />
nuestras faltas nos valieron una resistencia sorda, que no <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> inquietar al mismo Boyer. Después <strong>de</strong><br />
1830, en una conversación íntima, el presi<strong>de</strong>nte enumeró al general las dificulta<strong>de</strong>s que experimentaba<br />
en el Este. Sin cesar estaba contrariado en las medidas que quería tomar, en los tribunales se negaban<br />
a hablar en francés. Esta oposición sistemática ofrecía una analogía admirable con lo que había pasado<br />
entre Bélgica y Holanda y hacía prever al presi<strong>de</strong>nte mismo una solución análoga en el Este.<br />
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