Escritos diversos - Banco de Reservas
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<strong>Escritos</strong> <strong>diversos</strong> Emiliano Tejera<br />
rechazó en absoluto la posibilidad <strong>de</strong> que equivocadamente se hubieran exhumado unos restos por otros,<br />
y que los <strong>de</strong> Don cristóbal colón estuvieran en el lugar don<strong>de</strong> se <strong>de</strong>positaron en el siglo XVi.<br />
corrieron dos años en los que estuve casi ausente <strong>de</strong> esta capital, hasta que volví a ella en abril último.<br />
El Reverendo Presbítero Billini y Hernán<strong>de</strong>z iniciaba para entonces los trabajos <strong>de</strong> reparación general <strong>de</strong><br />
la catedral, y por amistad como por asuntos pasé a visitarle. no tardó en presentarse la ocasión <strong>de</strong> hablar<br />
<strong>de</strong> la tradición sobre los restos <strong>de</strong>l Gran<strong>de</strong> Almirante, y le referí a la ligera cómo había llegado hasta mí;<br />
las investigaciones que había hecho, y las causas que me habían obligado a suspen<strong>de</strong>r mis trabajos.<br />
me contestó que él también tenía noticia <strong>de</strong> la misma tradición por haberla oído referir por el ilmo.<br />
Sr. Doctor Elías Rodríguez, y por un anciano llamado el meso javier, a quien hemos conocido, y cuyo<br />
testimonio no pue<strong>de</strong> revocarse a duda. Agregó el Reverendo Billini que en 1868, D. Tomás Bobadilla,<br />
al tiempo <strong>de</strong> embarcarse para el ostracismo, le había hecho, aunque con vaguedad, la indicación <strong>de</strong><br />
que los restos <strong>de</strong> D. cristóbal colón se encontraban en la catedral.<br />
Algunos días <strong>de</strong>spués regresé a Puerto Plata, lugar <strong>de</strong> mi resi<strong>de</strong>ncia, llegando a principios <strong>de</strong><br />
mayo. Allí se encontraba monseñor Roque cocchía en Santa Pastoral visita. El día 8 <strong>de</strong> mayo, ya en<br />
víspera S. Sa <strong>de</strong> continuar viaje, pasé a verle, y hablando <strong>de</strong> una cosa y otra traje la conversación sobre<br />
los restos <strong>de</strong>l Almirante, recordándole lo que le había dicho dos años antes en el camino <strong>de</strong> neiba a<br />
Puerto Príncipe <strong>de</strong> Haití. Hallábase presente el Presbítero D. Tomás <strong>de</strong> mena y Portes, canónigo <strong>de</strong> la<br />
Santa iglesia catedral, y cura interino <strong>de</strong> Puerto Plata, y si mal no recuerdo, también estaba presente<br />
uno <strong>de</strong> los familiares <strong>de</strong> S. Sa. Referí nuevamente, aunque no con todos los <strong>de</strong>talles, lo que sabía respecto<br />
<strong>de</strong> la tradición, y recuerdo haber dicho a monseñor: “Búsquelos en la catedral, que ellos están<br />
allí”. S. Sa me contestó: “Está bien: están componiendo ahora la catedral, y cuando yo vaya a Santo<br />
Domingo veremos lo que hay”.<br />
un acontecimiento imprevisto me obligó a venir a esta ciudad en junio siguiente, antes <strong>de</strong>l regreso<br />
<strong>de</strong> monseñor. Varias veces fui a visitar al Reverendo Billini, y volvimos a hablar en casi todas ellas <strong>de</strong><br />
los restos <strong>de</strong> D. cristóbal colón. un día me dijo que haciéndose la perforación <strong>de</strong> una puerta que<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> tiempo atrás se hallaba mamposteada y daba <strong>de</strong> la Sacristía al Presbiterio, se había <strong>de</strong>scubierto<br />
una caja <strong>de</strong> plomo, que contenía restos humanos. le pregunté si tenía inscripción, y al <strong>de</strong>cirme que<br />
lo ignoraba, me propuse ir al día siguiente a la catedral, para con su permiso, ver la caja, y si tenía<br />
inscripción tratar se <strong>de</strong>scifrarla.<br />
Así lo hice, y encontrándome en el camino con mi cuñado D. Gerardo Bobadilla se unió a mí, y<br />
juntos continuamos hasta la iglesia. El Reverendo Billini, que llegó a ella pocos momentos <strong>de</strong>spués que<br />
nosotros, accedió a lo que le pedía, y dio or<strong>de</strong>n al maestro Fajardo <strong>de</strong> que me hiciera ver las planchas<br />
encontradas en el nicho que daba sobre la sacristía.<br />
Pusiéronme <strong>de</strong> manifiesto varias planchas <strong>de</strong> plomo que habían estado unidas, formando una<br />
caja, y en una <strong>de</strong> ellas vi trazados unos caracteres ilegibles, cubiertos en su mayor parte con la mezcla<br />
<strong>de</strong> argamasa que se había adherido al metal. Provisto <strong>de</strong> agua y <strong>de</strong> un lienzo que me facilitó el Sacristán<br />
mayor, jesús m. Troncoso, lavé la plancha, y pu<strong>de</strong> leer para mí solo lo siguiente:<br />
El Almirante Don Luis Colón<br />
Duque <strong>de</strong> Veragua<br />
y Marqués <strong>de</strong>…<br />
Esta inscripción, grabada en el extremo izquierdo <strong>de</strong> la plancha, suponiendo que fuera la parte<br />
<strong>de</strong>lantera <strong>de</strong> la caja, ocupaba tres renglones, y los caracteres como <strong>de</strong> cinco líneas <strong>de</strong> altura, estrechados<br />
unos contra otros, imitaban la forma gótica alemana. El título <strong>de</strong>l marquesado había sido grabado al<br />
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