Escritos diversos - Banco de Reservas
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<strong>Escritos</strong> <strong>diversos</strong> Emiliano Tejera<br />
causas son más potentes, más trascen<strong>de</strong>ntales, y cuando se las estudia con cuidado, y se aprecia en<br />
su verda<strong>de</strong>ra cuantía el daño que ocasionan, lo que asombra es, no que haya pocos agricultores,<br />
sino que haya uno siquiera, y solo teniendo en cuenta, unas veces la fuerza <strong>de</strong>l hábito, y otras lo<br />
imperioso <strong>de</strong> ciertas necesida<strong>de</strong>s, es que se compren<strong>de</strong> que todavía haya en la Provincia quien<br />
empuñe el hacha <strong>de</strong> trabajo para <strong>de</strong>rribar un pedazo <strong>de</strong> monte, y <strong>de</strong>dique su tiempo y esfuerzos a<br />
cercarlo y cultivarlo.<br />
Porque en verdad es preciso ser optimista en grado superlativo o vestir el quién sabe con los<br />
rientes atavíos <strong>de</strong> la esperanza para lanzarse al más insignificante trabajo agrícola, sabiendo que<br />
existe la cRiAnzA liBRE o fuera <strong>de</strong> cercas, y que el cerdo con su po<strong>de</strong>rosa trompa inTAcTA,<br />
es uno <strong>de</strong> los que disfrutan <strong>de</strong> esa libertad <strong>de</strong> vivir y comer don<strong>de</strong> le plazca. ¿Qué trabajo hay<br />
seguro cuando lo aguijonea el hambre, sobre todo si tiene ocho o diez hijos pequeños a quienes<br />
alimentar? y el hambre le persigue <strong>de</strong> seguro durante cuatro o cinco meses <strong>de</strong>l año, y es preciso<br />
saber lo que es el hambre en un cerdo no hay nada al abrigo <strong>de</strong> su trompa, nada que respete<br />
su voracidad. crías <strong>de</strong> aves, cabras y aún <strong>de</strong> reses y bestias, insectos, gusanos, frutos podridos,<br />
excrementos, cadáveres corrompidos, cuanta inmundicia hay en los campos, hasta en ocasiones<br />
sus mismos hijos, todo es buen alimento para el puerco suelto hambriento. ¿y qué barreras<br />
pue<strong>de</strong>n oponérsele a ese Heliogábalo minero, sobre todo cuando <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> él, zapador potente o<br />
escalador audaz, se encuentra <strong>de</strong> reserva el ganado mayor presto a suministrar sus servicios? las<br />
únicas eficaces no están al alcance <strong>de</strong>l campesino, porque al cerdo solo se le vence matándolo,<br />
y mal <strong>de</strong> su grado tiene aquel que resignarse primero a compartir el fruto <strong>de</strong> su trabajo con el<br />
voraz cuadrúpedo, y más <strong>de</strong>spués abandonárselo por completo a él y sus compañeros, sabiendo<br />
sin embargo que las más <strong>de</strong> las veces el hambre y la <strong>de</strong>snu<strong>de</strong>z han <strong>de</strong> llegar a su puerta, y gracias<br />
que no vengan acompañadas con la prostitución <strong>de</strong> su esposa o <strong>de</strong> sus hijas, <strong>de</strong>scorazonadas por<br />
ese trabajo sin provecho, sin esperanzas, exclusivamente en beneficio <strong>de</strong> un extraño a quien nada<br />
<strong>de</strong>ben, y que nada les dará en compensación.<br />
¿y pue<strong>de</strong> conservarse laborioso el agricultor que año tras año ve repetirse esa misma dolorosa<br />
historia <strong>de</strong> trabajo y pérdidas innecesarias? con ese ejemplo perenne, con ese estímulo a la pereza,<br />
¿pue<strong>de</strong>n ser trabajadores sus hijos? ¿no es lo natural, lo lógico, que ese campesino, <strong>de</strong>fraudado<br />
en sus justas esperanzas, coja a su vez el machete <strong>de</strong> trabajo, y en vez <strong>de</strong> emplearlo en una labor<br />
infructuosa, se lance con él al conuco ajeno, no <strong>de</strong>struido aún, e imitando al cerdo, haga suyos<br />
los productos <strong>de</strong>l trabajo <strong>de</strong> sus compañeros? ¿o que ciego <strong>de</strong> cólera o aguijoneado por el hambre<br />
o las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> su familia, llame en su auxilio al también famélico can, y entre ambos <strong>de</strong>n<br />
buena cuenta <strong>de</strong>l rollizo cerdo que calmaba los ardores <strong>de</strong> su grosura en el pantano frente a la casa<br />
arruinada por su voracidad?<br />
¿y los pleitos eternos entre criadores y agricultores, que a menudo terminan en heridas o muertes?<br />
¡y la ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> muchos hateros a señalar en el monte, como suyas, las crías <strong>de</strong> los animales ajenos! ¡y<br />
los daños causados a los cerdos y reses en el fondo <strong>de</strong> los bosques y que <strong>de</strong>spués se atribuyen a la peste,<br />
a los perros jíbaros, a las inundaciones! ¡y esa incitación constante al robo que hace a los necesitados<br />
o hambrientos la vista <strong>de</strong> animales que nadie custodia, y que muchas veces entran en la propia casa<br />
para hacer daño! Todo esto, que va rebajando el nivel moral <strong>de</strong> las poblaciones rurales, es <strong>de</strong>bido a la<br />
crianza libre, que proporciona ocasiones para cometer el mal y tien<strong>de</strong> cebos halagadores a las pasiones<br />
que no tienen freno eficaz en una voluntad habituada al cumplimiento <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber.<br />
no otra causa sino la cRiAnzA liBRE reconoce el fenómeno sorpren<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> que los pequeños<br />
propietarios vendan sus terrenos para convertirse en jornaleros o alejarle <strong>de</strong> los centros agrícolas. los<br />
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