xx - Instituto Nacional de Administración Pública, AC

124 HEVISTA DE AOMINISTRACION PUBLICA
Su deber all í es examinar y discutir concienzudamente
las proposiciones y los actos del
partido dominante; intervenir en sus gastos;
patentizar su ineptitud, sus usurpaciones del
poder; poner en relieve sus errores, hasta el
grado de ridiculizarlos y oponerse con todas
sus fuerzas á una mala legislacion. Donde una
minoría cuenta con un respetable número de
votos y con directores hábiles, el primerefecto
de su vigilancia es hacer que el partido que
está en el poder sea más cuidadoso, tanto en
la administracion como en la legislacion, resultando
de aquí un beneficio para el país; su
segundo efecto es atraer á su lado á los miem·
bros más independientes y hábiles de la rnavoría,
y de esta manera, si la mayoría es inepta
ó corrompida, preparar el ánimo del pueblo
para un cambio en las próximas elecciones.
Pero, por otra parte, cuando una minoría
legislativa carece de habilidad y de conecimientos
y sólo hace una opq:;icion trivial ó
facciosa, sólo es digna del desprecio del pueblo
y debe perder toda espe.anza de éxito.
XXXII
.DEL REGIMEN MUNICIPAL
Una ciudad, villa ó pueblo, es una corporacion
poi ítica creada por el Estado y gobernada segun
sus ordenanzas, aprobadas por la Legislatura
del mismo, ordenanzas que pueden ser
reformadas, á voluntad, por el Poder Legislativo.
Estas ordenanzas ó ley sobre el gobierno
económico-político, prescriben los deberes y
definen las facultades de los funcionarios municipales,
de la misma manera que para el
Estado lo hace su Constitucion poi ítica.
Entre nosotros, el municipio no goza de
buena organizacion. Esto resulta de dos causas:
primera, el Ayuntamiento está más en
contacto con los habitantes que ningun otro
poder, y como entre nosotros falta el espfritu .
público, hay proporcionalmente mayor posibilidad
de corrupcion y de mal manejo; se·
gunda, las funciones municipales están encomendadas
á comisiones y frecuentemente a
todo el cuerpo del Ayuntamiento, y así no
puede el pueblo descubrir quienes sean los
autores de la corrupcion y del mal manejo
para que sean castigados ó no se les vuelva á
elegir.
Los habitantes de una municipalidad encomiendan
las siguientes facultades á los Ayuntamientos:
para hacer reparar y asear las calles;
para reqlarnqntar la policía; para dictar
medidas de sanidad; para la proteccion contra
los incendios; para conceder licencias para
venta de licores; para proveerse de mercados;
para cuidar del alumbrado público; conservar
los paseos públicos, los asilos de beneficencia,
la enseñanza pública y una multitud de otras
cosas, de las cuales, algunas pueden hacerse
por los mismos habitantes ó por empresas privadas.
Hay algunos otros asuntos que son relativos
á los intereses comunes de todo el distrito y
se desempeñan por las autoridades poi íticas
que debieran ser responsables directamente
ante el pueblo..
Además, en una ciudad todas las obras públicas
son de mayor escala y envuelven mayor
cantidad de gastos que las que se ejecutan en
una villa ó en un pueblo. La poblacion de una
ciudad es ménos homogénea en carácter que
la de un pueblo; la desproporcion entre la