xx - Instituto Nacional de Administración Pública, AC

36 REVISTA DE ADMINISTRACION PUBLICA
bien de la sociedad podrán ser menoscabados
los derechos y las libertades de los ciudadanos.
XIII
DE LAS CARCELES y DE LOS PRESIDIOS
Indirectamente enlazada con la cuestion de
árden público está la materia de cárceles. Las
casas de correccion, presidios y todos los establecimientos
penales, de cualquier especie que
sean, tienen íntima relacion con la seguridad y
defensa de las personas y del gobierno establecido.
Esta materia puede considerarse bajo
dos puntos de vista, uno que se refiere al poder
ejecutivo á al administrativo, y otro al judicial.
Todo lo que se refiere al seguimiento de la
causa que ha producido la prision cae bajo la
jurisdiccion del poder judicial y nada tiene
que ver en ello la administracion, así como le
pertenece exclusivamente todo lo que toca á
la distribucion de los establecimientos de rec1usion,
al modo de procurar el sustento de las
personas encerradas en ellos, á los medios mas
adecuados para proporcionarles trabajo, y finalmente
al modo de proveer á la correccion
de sus costumbres y mejora de su moralidad.
En los establecimientos puramente penales
la administracion ejerce sus funciones sin roce
alguno con el poder judicial. Dictada sentencia
en una causa criminal, ha concluido el oficio
del juez y entra el de la administracion que
tiene el encargo de cumplir aquella. La primera
observacion, por tanto, que se ocurre á todo
el que se ocupa de esta materia es la de si
nuestras cárceles y presidios, tal como se hallan
hoy dla, corresponden á las miras del legislador,
contribuyen á mejorar lascostumbres
de los presos y á hacer que estos miembros
perjudiciales á la sociedad se conviertan en
ciudadanos útiles. Por desgracia en España,
lejos de ser las cárceles una escuela de moralidad
y un elemento para la mejora de las costumbres
públicas, no son mas que una escuela
del crímen y un elemento para extender la
corrupcion y los vicios que la sociedad desea
alejar de sí; y esto sucede, no solo en las cárceles
destinadas á servir á un concejo á un
partido, sino en las de las capitales de provincia,
en las que parecia natural que se encontrasen
ciertas condiciones de árden, de aseo y de
limpieza. En hora buena que se mirasen con
este abandono cuando se consideraba la cárcel
como un medio puramente material, sin
influencia moral de ningun género; pero en la
actualidad en que no se consideran ya como
el medio de atormentar á los presos, sino como
el medio moral de corregi rlos, separarlos
de la carrera del crímen y traerlos á una vida
mas morigerada y mas útil á la sociedad, no
pueden los gobiernos mirar con indiferencia
este ramo importante de la administracion pública.
Debemos pues dejar sentados dos principios:
10. que el estado actual de nuestras
cárceles no corresponde á lo que de estos establecimientos
exigen la ilustracion del siglo y
los buenos principios así de administracion
como de leyes penales; 20. que la época actual
es una época de mejora en que el espíritu de
reforma se extiende por todas las naciones civilizadas
y ejerce tambien su influjo en la
nuestra, aunque por desgracia con menos fuerza
de la que seria de desear. Veamos, pues,
cuáles son los principios admitidos en esta
materia, y cuáles los deberes que la adrninistracion
ha de cumplir respecto de las personas
que tienen la desgracia de ser llevadas á la cárcel
y de ser condenadas por una pena legal á
permanecer en ellas.