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F. DE PAULA MADRAZD MANUAL DE ADMINISTRACIDN 1III 49
que sirve de límite á una nacion, ofrece á los
particulares aguas para regar sus heredades;
estos particulares pueden tener contestaciones
entre sí sobre el uso de ellas, y habrán de
acudir á los tribunales para que resuelvan estas
cuestiones; pueden estas mismas aguas estar
estancadas y tener la administracion que intervenir
para evitar que se corrompan y disponer
que se establezca su libre curso; y por
último, pueden presentarse díferentes cuestiones
entre dos naciones cuando aquel rio sirva
de límite, y habrá que recurrir para resolverlas
á los principios del derecho internacional.
Los riegos están muy recomendados en
nuestro país por su necesidad y por su dificultad.
No son necesarios en las provincias del
Norte, donde tan abundantes son los arroyos,
los torrentes y los rios, pero lo son y mucho
en los pueblos del centro de la monarqu ía y en
los del Mediad ía, en los cuales la falta de los
riegos pone obstáculos á los progresos de la
agricultura, obstáculos que no pueden vencerse
sin la cooperacion del gobierno y el auxilio
de la administracion. Es, pues, necesario que
esta impulse la construccion de canales de riego
en unos casos por medio de empresas particulares,
en otros autorizando á los ayutamientos
y diputaciones, yen otros en fin acometiendo
por sí misma estas fecundas empresas. Mucho
contribuirá á la construcción de estos canales
la exencion de todo impuesto durante los diez
primeros años á todos los capitalistas que inviertan
sus fondos en empresas de regadío;
pero además de esto es preciso abrir paso á las
aguas á través de los campos riberiegos é intermedios
para que fecundicen los terrenos del
interior.
Libre ya la propiedad, establecidos canales
de riego que la fecunden y fertilicen, le queda
al legislador el cuidado de evitar las contiendas
y los pleitos que suelen nacer con frecuencia
en los pueblos donde hay canales de riego.
Es tan beneficiosa el agua y tan importante
para la produccion, que es natural el ansia de
los labradores por aprovecharse de ella, y son
grandes los obstáculos que el interés privado
opone al cumplimiento de la ley. Unas veces
deberá la administracion establecer ordenanzas
sobre estas materias, otras veces deberá
aprovecharse de los usos consuetudinarios establecidos
en el país, y otras deberá dejar á los
tribunales la decision de ciertas contiendas
segun su importancia y naturaleza. En punto
á tribunales, tenemos en Valencia un modelo
de este género, cual es el tribunal de aguas
establecido en el siglo X. Sufrió este tribunal
una porcion de modificaciones en sus primeros
años, y al fin se le dió una organizacion sumamente
sencilla. Como son ocho las acequias de
riego, se compone de siete individuos ó sean
síndicos, nombrado uno por cada una de las
acequ ias, porque la de Mancada no nombra
por circunstancias particulares. Inmediatamente
que un particular se cree perjudicado
en la distribucion de las aguas, acude al síndico
inmediato, estableciendo una especie de
interdicto para que reponga las cosas al estado
que antes tenian: y el síndico le admite, se
certifica del atentado y le remedia sin detencion,
y cita á los individuos para el primer dia
de sesión. que es el jueves. Asisten todos los
interesados al juicio, y allí sin mas abogados
que las dos personas demandante y demandado,
ni mas jueces letrados que los mismos síndicos,
resuelven el negocio oyendo á los testigos
y á cada una de las partes. Esta manera de
proceder es sumamente sencilla y produce un
efecto verdaderamente maravilloso. A fin de
alejar todo motivo de parcialidad, el síndico
de la acequia en que ocurre la contestacion no
interviene en la resolucion definitiva.