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186 REVISTA DE ADMINISTRACION PUBLICA
La Organización Política del Bonapartismo
De la misma manera que la alineación de las
fuerzas sociales había determinado la llave
para el establecimiento de alianzas en las
que el bonapartismo basaba su dominación,
la acción poi ítica de los distintos grupos
sociales determinó la forma específica de
organización mediante la cual iba a ejercer
su poder. Sin embargo dos factores establecieron
sus rasgos más generales: la presión
poi ítica de los Estados Unidos, que en el
último análisis determinó que los límites
de la propiedad privada no podrían rebasarse,
y el hecho que, a pesar de ser el grupo
hegemónico que derrocó a Carranza, el
grupo sonora no era la única fuerza militar
en el país. Estas circunstancias ocasionaron
que el bonapartismo buscara el medio de reforzarse
y legitimarse con el mantenimiento
de las formas democráticas prescritas por la
Constitución de 1917.
Pero el mantenimiento de las formas democráticas
no podía y no implicaba su ejecución
efectiva, puesto que se habrían invalidado o
por lo menos obstaculizado seriamente las
medidas exigidas para mantener las alianzas
que le servían como base de apoyo. De hecho,
los sectores más activos poi íticamente, por lo
menos dentro de los límites de las instituciones
democráticas, no eran los trabajadores o
los campesinos, sino fundamentalmente los
sectores medios de la sociedad que estaban
polarizados. Por un lado, una fracción de las
clases medias estaba luchando por una poi ítica
anti-imperialista más radical de lo que el margen
de maniobras del bonapartismo permitía;
por el otro, los sectores conservadores de la
clase media estaban resueltos a resistir las
reformas que el mantenimiento de la alianza
con los trabajadores y campesinos exigía.
Los principales 1íderes bonapartistas nunca
intentaron hacer que los procesos poi íticos,
que sólo beneficiarían a los sectores reaccionarios
del pa ís, funcionaran democráticamen·
te. Desde el principio buscaron la manera de
concentrar todo el poder poi ítico y militar
en sus manos y, con de este objetivo, el mantenimiento
y la manipulación de las fuerzas
democráticas era sólo otra medida para su
fin. Pero por esta actitud de desprecio por las
formas democráticas, los 1íderes bonapartistas
no eran diferentes de la gran mayoría de
los poi íticos mexicanos en aquel tiempo. Aunque
es verdad que había algunos que sinceramente
buscaban el establecimiento de prácticas
democráticas con la convicción de que serían
benéficas para las masas populares, también
es cierto que había excepciones. El resto estaba
perfectamente listo para manipular las
formas democráticas para sus propios fines y
si en algún momento las defendió, sabía cómo
confrontar estas posiciones y exponerlas por
su futilidad, presentandose al mismo tiempo
como los verdaderos demócratas. Las organizaciones
y procedimientos verdaderos que
usaban para ejercer su poder se presentaban
como parte de un nuevo orden democrático,
que defin ían desde muy temprano como una
"democracia dirigida".
La Concentración del Poder Militar
Durante los primeros años de la dominación
bonapartista el elemento determinante de su
mantenimiento fue la fuerza militar a su disposición,
tanto para reprimir a aquellos que